Bili Sánchez Montenegro: “En un país donde la cultura de la corrupción también se traduce en privilegiar el amiguismo, nunca sabremos cuántos grandes poetas están escondidos.”

05.06.2020
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral.


Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

La poesía llegó por un profesor británico de mi colegio, Mr, Clark, en las clases de literatura inglesa. Nos enseñó a leer a Shakespeare en el inglés en el que lo escribió, S. XVI. Fue tan potente el amor que este profesor tenía por Shakespeare que me lo contagió, y a gran parte del salón. Además de escuchar aquella música, nos enseñó a formalmente estudiar las estructuras rítmicas y fonéticas de cada verso. Siempre Mr, Clark imaginaba cuánto tiempo habría invertido el autor en cada verso, y nos enseñó que la poesía era un arduo trabajo de corrección, macerado a luz de tiempo. Esto ocurrió a comienzo de la secundaria.


-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Hacia los 17 años llegó la decisión de dedicarme a escribir poemas, y fui a la librería El Ekeko, de Barranco, y me compré un libro de poemas, la antología de Manuel Scorza que publicó la editorial Peisa en 1990, y me sumergí en él. Me puse a recopilar todos los poemas que había escrito hasta ese momento en un intento de poemario, pensando que DEBÍA publicar a los 18 años. Recuerdo que se llamaba "Luz detrás de los muros". Cuando acabé esa recopilación hecha con mucho esfuerzo, y lo comparé con mis lecturas, me pareció que carecía de estructura sólida, era un grupúsculo de poemas reunidos, como un bote que hace agua por muchos lados. Empecé un proyecto de cero, que me tomó hasta 1997 darlo por concluido. Mi padre financió mi primer libro. Había publicado poemas en dos revistas de la Católica: Vórtice y Leteo. En esa época, no publicaba en revistas, porque solían pedir poemas sueltos; prefería conjuntos de poemas que procuren una intertextualidad y una dramática entre ellos.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

No participo de concursos de poemas, ni en festivales. En principio porque no me entero. Creo que participar en concursos de poesía obedece a una forma de entenderlos y tener el olfato para saber qué hay escribir y cómo para ganarlos. Es un don del que carezco. Creo que sí debe de ser una muy buena forma de hacer carrera poética, la más certera.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

No tengo mucha idea al respecto. Yo voy leyendo lo que me llega, lo que me enamora. Aún quedan unos pocos amigos poetas que me pasan sus escritos porque consideran mis opiniones sobre sus textos. Hay tanta buena poesía escrita por leer, que falta tiempo entre lo que hago y lo que tengo pendiente de hacer.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Viendo la gran cantidad de poetas cuarentones cuyas musas los han abandonado ante la urgencia de sobrevivir a un tiempo donde la poesía no cabe, considero que llegar a mayor y seguir escribiendo y compartiendo la poesía que cada uno ha vivido y logrado escribir, es muy importante. Por ello pienso que Leoncio Bueno y Marco Martos son poetas mayores al que hay que procurar escuchar, leer.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Desde joven pensé que era un deber del poeta lograr hacer atractiva la poesía ante el embate del video y el audio. De muy joven participé en teatro con el grupo Cultural Yuyachkani —a quienes considero mis maestros— donde me enseñaron que los poemas debían de tener escenario, iluminación. Fue así que me propuse escapar de la dimensión única del papel impreso, y vengo haciendo diferentes propuestas de artefactos poéticos en diferentes soportes desde hace muchos años. El más importante, y probablemente el único que guardo, es la exposición de ficción arqueológica que trabajo desde 1997, Museo Rijkrallpa, que son piezas de madera, cerámica, metal y piedra a partir de la apropiación e interpretación de la estética de culturas ancestrales peruanas. Ese proyecto también me ha llevado a producir videos y audios. En lo personal, considero cada uno de las piezas un poema.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Supongo que sería muy positivo que exista. Pero en un país donde la cultura de la corrupción también se traduce en privilegiar el amiguismo, y a ello hay que sumarle que producir un libro o un artefacto poético es también un acto de desprendimiento económico, nunca sabremos cuántos grandes poetas están escondidos detrás de la angustia de sobrevivir. Por estos dos factores, dudo que una crítica vigorosa pueda desarrollarse en Lima.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

Es urgente que cada más gente cree poesía y crea en ella. Ahora, más allá de calidades, creo que hay gustos para todos. Sin duda, hay muy malos poemas circulando por las redes, pero basta que alguno de ellos conmueva a alguien para que su razón de ser prevalezca.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

 Va por temporadas, cuando estoy preparando algún proyecto me ayuda colocarme una fecha para cerrar dichos proyectos. Entonces el proceso de escritura, corrección y lectura abarca los tiempos que le robo a mi oficio, la orfebrería artística. 

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
El sonido de la primera letra, de la primera palabra, acompañados por una idea clara de lo que quiero comunicar, hace que las imágenes vayan apareciendo como explosiones que me asfixian en un tramado, en un tejido de luz y sombra que galopa salvaje, que no me deja hacer otra cosa más que escribir para poder respirar, ahí dónde esté, con lo que tengo a mano. En la libreta que siempre acompaña, el teléfono, o en esta pantalla que ilumina cada uno de mis mejores sueños, con los que envuelvo mi cabeza.

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