Carla Badillo Coronado: “Hay mucha doble moral en el mundillo literario, hay muchos que desdeñan absolutamente todos los premios, pero secretamente concursan, o sólo si les toca a ellos o a algún amigo los celebran.”
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral.
-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?
No sé si es mi primera imagen poética, pero ya desde niña me gustaban mucho las tormentas. Me asustaban y fascinaban por igual. Cada vez que llegaba una, antecedida por los truenos, buscaba la tina roja donde me bañaban de pequeñita y la colocaba en medio de la sala como si fuera un barco. Adentro también colocaba a mi hermana y a varios animales de peluche hasta quedar todos abarrotados. Nos imaginaba navegando en ultramar. Ahora que lo pienso, eso explicaría de alguna forma mi fascinación por los rayos y el peligro. Imaginar hasta volverlo real.
-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.
En Ecuador, salvo dos o tres personas, nadie sabía que yo escribía. Mi formación fue totalmente autodidacta y tampoco publiqué nada en revistas previamente. Pero escribía mucho (tenía un blog personal) y leía de manera casi enfermiza porque sentía que a mis 19 años había perdido mucho tiempo en el sentido de una verdadera formación literaria; por eso mi rumbo fue siempre ecléctico, intuitivo y voraz (y sigue siendo). A los 23 años atravesé varias partes de Estados Unidos, completamente sola, tomando Arizona como punto de partida. Fue el verano de 2008. Llegué a San Francisco sin conocer a nadie y lo primero que hice fue tomar un metro con dirección al barrio de North Beach (el barrio italiano o barrio bohemio) conocido como epicentro de la generación beat y de la mítica librería City Lights Books, fundada por Lawrence Ferlingetthi. Durante el trayecto, una mujer de origen pakistaní me hizo la conversa, le había llamado la atención la forma frenética con la que escribía y me dijo que si no tenía planes que le gustaría presentarme a sus amigos en Caffe Trieste, «la sala extendida de locos y artistas». Para mi sorpresa, Caffe Trieste quedaba justo en North Beach, así que fuimos juntas. Uno de esos amigos era Jack Hirschman. No sabía quién era; resultó ser el Poeta Laureado de San Francisco, un ser tan encantador como conocedor de muchas corrientes poéticas y con mil historias fascinantes. Jack tenía 74 años y luego de conversar un rato, me pidió que le mostrara algún poema. Le entregué una elegía a Sarah Kane que tenía a la mano. Lo leyó en español (Jack traduce varias lenguas) y para mi sorpresa le gustó muchísimo. Jack fue la primera persona que me leyó en serio. Luego me pidió traducirlo al inglés y, junto a su esposa (también poeta y pintora), me dio posada en su casa de forma indefinida. A cambio, yo solo debía entregarle más poemas para que él siguiera traduciéndolos. Todo me parecía hermoso, surreal y salvaje. En dos semanas, Jack marcó la primera lectura de mi vida en la Biblioteca Pública y un año después fui invitada al Festival Internacional de San Francisco. Todos los poetas tenían un recorrido notable (incluyendo Ferlinghetti y Diane Di Prima) y habían publicado muchos libros. Yo no tenía ninguno. Así que Jack envío ese conjunto de poemas que había traducido a una editorial independiente en Los Ángeles y así es como nació Belongings/Pertenencias, al que sólo conocí poco antes de mi recital.
-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?
No creo en eso de "carrera poética". Hay carrerras de autos, carreras de caballos, y hay también carreras profesionales, pero la poesía no es una profesión. Uno no puede ser poeta de 8 a 5 como si fuera un burócrata, eso sería tristísimo. Tampoco es un asunto de velocidad. Pero hay un camino, eso sí, que cada poeta va trazando como puede. El mío ha sido bastante atropellado en el mejor de los sentidos. Siempre he sido bastante solitaria y no he pertenecido a ningún grupo literario, precisamente porque la escritura (sobre todo la poesía) es mi espacio de libertad y hay cosas que no se transan. Por otro lado, para quien no tiene idea del mundo editorial, como es mi caso (sobre todo al inicio) los concursos literarios son una buena opción para poder publicar. Parece remota, pero a veces se da. Fue así como publiqué mis tres últimos libros. Fue así como publiqué por primera vez en Ecuador y en España, primero Partituras Incompletas (apuntes de música y otras obsesiones) y luego El color de la granada. Siempre he creído que un premio literario es apenas una consecuencia, jamás un fin. Si no lo tienes claro eso estás perdido. Yo sé que puedo mirarle a los ojos a cualquiera porque nadie me ha regalado nada; todo lo que he presentado ha sido a pulso y de la forma más honesta, por eso tengo la conciencia tranquila. Hay mucha doble moral en el mundillo literario, hay muchos que desdeñan absolutamente todos los premios, pero secretamente concursan, o sólo si les toca a ellos o a algún amigo los celebran. Desconfío de esas personas. Luego tienes el metálico, que muchos dirán que no les interesa, pero lo cierto es que en mi caso, ese dinero me dio un respiro cuando no tenía ni un centavo y, sobre todo, la posibilidad de irme lejos, al otro lado del mundo, para empezar de nuevo. En cualquier caso, el tiempo es el mejor crítico literario, el que se encarga de poner las obras en sus sitio.
-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?
Ufff, no me gusta categorizar este tipo de asuntos, precisamente porque mi formación ha sido bastante desordenada (caótica, nómada, extraterritorial) y es así como he ido construyendo mi propia tribu literaria, una especie de genealogía bastarda. Esa geneaología tiene sus raíces en múltiples direcciones y épocas que no necesariamente son las del resto, entonces ¿quién soy yo para hablar de grandes influencias, vertientes y despalzamientos? Lo que sí puedo hacer es enunciar algunos nombres que me acompañan constantemente y con los que estoy en permanente diálogo: Mary Oliver, Vicente Luy, Charles Simic, Anne Carson, Sharon Olds, Robert Bringhurst, Adrienne Rich, Frank O'Hara, Wislawa Szymborska, Wallace Stevens, Raúl Gómez Jattin, Emily Dickinson, William Carlos Williams, Elizabeth Bishop, Mary Ruefle, por citar algunos. Y Eliot y Pound, sin duda, también entran en mi tribu. Al final, lo que más me interesa como lectora son las polifonías cruzadas.
-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?
Esto también me resulta arbitrario (e incompleto), pero no creo que sea injusto: Roy Siguenza, Juan José Rodinás, Ernesto Carrión, Luis Carlos Mussó y María Auxiliadora Balladares son los primeros que me vienen a la mente, y a los que de alguna forma he leído con atención a lo largo de estos años. Voces potentes y con un estilo muy particular, muy suyo, a las cuales celebro sobre todo por su mirada y su enorme trabajo con el lenguaje. En todos ellos encuentro aquello que busco cada vez que abro un libro: que no sea la misma al cerrarlo.
(Otras voces más jóvenes que también me interesan y que las considero bastante sólidas son: Juan Romero Vinueza, Yuliana Ortiz Ruano, Gabriela Vargas Aguirre, Freddy Ayala Plazarte, Andrea Crespo Granda, Lucía Mocoso Rivera, Andrea Torres Armas y Agustín Guambo, por citar algunxs, pero hay muchxs poetas que en Ecuador están haciendo cosas interesantes.)
-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?
Me encantan porque me resultan un territorio aun más libre que la escritura. Me permiten mayor experimentación y más cruces de herramientas.Actualmente me muevo mucho con esos lenguajes y los utilizo como instrumentos para crear otros diálogos con temas que me obsesionan. Si para la escritura tu herramienta principal son las palabras (aunque puedas jugar con trazos o caligramas, etc.), en la música tienes todo lo que se te ocurra y más. Incluso el sonido de una ambulancia pasando (John Cage hablaba mucho de esto), el maullido de tu gato apoyado en el sintetizador, un sample distorcionado o el martilleo de la casa de al lado pueden ser incorporados a ese paisaje sonoro. Dentro de esa rama, mi proyecto más importante es METAMORPHOSIS, un dúo experimental que tengo junto a Nuno, mi compañero, donde nos basamos fuertemente en la improvisación. Ya desde el nombre hacemos homenaje a todo lo kafkiano, a todo lo absurdo, a la importancia del sin sentido. Nos resulta fascinante porque nunca sabemos a dónde nos va a llevar. No somos músicos, pero tocamos varios instrumentos (sintetizador, guitarra eléctrica, pedales de efecto, loops, botellas de cerveza, ocarinas, cuchillos, etc.), y algo que disfruto mucho es construir imágenes en ese momento o cantar en lenguas que no existen. También nos gusta dialogar con todo lo cinematográfico (Shining fue una pieza que improvisamos a partir de la película homónima de Stanley Kubrick). Ya en solitario, tengo un proyecto bajo el nombre de Durga Black donde -además de hip hop- construyo piezas de poesía sonora bastante híbridas, a manera de collage. 333, Teatro de los sueños y Materia Intervenida son algunas de esas piezas. En lo visual, me gusta explorar el collage análogo; reivindicar las tijeras y los trozos de revistas. Me fascina la idea de crear algo a partir de aquello que para otros podría ser basura.
-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?
Una mirada crítica siempre es importante para cualquier escritura, siempre que sea genuina, pero me parece aun más importante la mirada autocrítica. Escribir sin complacer a nadie, sin condescencias, sin autocensuras.
-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?
Cito a Emily Dickinson: «Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía»
-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?
Todo el tiempo estoy escribiendo algo, sea en papel en la pantalla o en la cabeza. Esto a largo a plazo resulta agotador -a veces demasiado- porque llega un punto en que todos se conecta y una hormiga que sale por el teclado de tu compu es el detonante para escribir un poema y ese poema que estás escribiendo a su vez interrumpe otra cosa en la que estabas trabajando y que necesitas terminar, y así ad infinitum. Incluso cuando duermo, suelo despertar más agotada porque mis sueños suelen ser largos y bizarros (según mi compañero mi mente se parece a una película de Léos Carax). A veces grabo unas líneas semidormida porque sé que luego las voy a olvidar, y eso también es parte de la escritura. Pero siempre hay un trabajo posterior. Minucioso, obsesivo. Si hablamos de inspiración (que algunos la sobrevaloran y otros la desdeñan) para mí es algo que siplemente me MUEVE a escribir o a querer hacer _________________, una fuerza que no necesariamente tiene que ser "bella" en el sentido más obvio, sino todo lo contrario, puede ser repulsiva o perturbadora y eso para mí también encierra otro tipo de belleza. En cuanto a la lectura, no puedo vivir sin libros. Leo muchísimo y sobre todo de manera fragmentaria. Si el libro es demasiado bueno (sea del género que sea), voy hasta el final, pero eso pasa ahora con menos frecuencia. Me gusta preparar una fila de libros según mi intereses del día o de la semana, y llevármelos a la cama. En ese sentido soy una promiscua textual, fluctuo entre la lucidez y el delirio.
-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
Creo que ya respondí en gran medida en la pregunta de arriba, aunque siempre es distinto. Cada poema es un animal vivo y tiene su propia dinámica. Lo mismo pasa con los libros. Cuando se trata de poesía, por lo general hay una imagen que se impone, un punto de partida, y esto viene a menudo con una sensación física (nuevamente Dickinson); yo la localizo en el estómago, como si quisiera vaciarme. Hay en la poesía una urgencia que no la encuentro en otras escrituras. A veces me parece una mariposa en llamas: o bien la observo hasta que se extingue o bien la describo mientras se está incendiando. No se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo (aunque a veces sucede). En cualquier caso, algo se pierde y algo se gana, y está bien que así sea. Las películas también son otro mundo, fue así como escribí El color de la granada, como una traducción libre del filme de Sergei Paradjanov. Por otro lado están los diarios, que son mi otro laboratorio, en ellos cohabitan todo tipo de registros que eventualmente serán poemas. Me interesa mucho la caligrafía, aunque a veces paro por salud mental. Otras veces prefiero el computador o voy sacando frases mientras suena alguna música; en este caso lo que se imponen son las voces, y no me refiero a las voces que salen del parlante -que existen-, sino las que mi mente genera a partir de ciertos sonidos que parecen voces humanas, pero no lo son.
-Si quieres puedes compartir un poema inédito.
THIS IS NOT A POEM
Me gusta hacer listas inútiles
sobre olores exactamente iguales
entre cosas tan disímiles.
Hoy solo conseguí anotar uno
mientras limpiaba el refrigerador:
1. culantros pasados que huelen a mierda
o a muerto
etc etc
Mis listas son cada vez más cortas
e inútiles
pero siempre revelan tanto:
1. el olor a muerto es difícil quitarse de las manos
2. entre escribir y tachar se nos va la vida