Ernesto González Barnert: “Sí: no admirar escritores vivos, es de miserables o pésimos escritores.”

15.08.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Víctor Coral.
 

-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

En el asiento de atrás del Citroën visa de mi padre, viajando de Santiago a la Araucanía o Wallmapu, a mis 6 ó 7 años, escuchando A Whiter Shade Of Pale de Procul Harum o Heart Of Glass de Blondie y sentir que esas canciones de las que no entendía mucho eran fueron como portales a algo más profundo que habitaba en mí, tenía que develar, comprender, aprehender. Más tarde, tendría 8 ó 9, ante las respuestas de mis compañeros a la pregunta de la profesora de qué queríamos ser cuando adultos, que iban de astronauta a piloto de fórmula 1, futbolista a tenista, de presidente a doctora, de profesora a diseñadora de vestuario, princesa a milico o paco -siempre hay alguien que quiere ser milico o carabinero en Chile-. No faltaron entre las respuestas la que quería ser pajarito, mariposa o volar, besar Joey Mcintyre de los New Kids o entre los mocosos poseer el auto de Volver al futuro o más que ver un tiburón hacerlo mierda con un tubo de oxígeno, entre las que recuerdo. Nadie dijo que quería estar feliz u cambiar a sus padres o hermanos, pudiendo hacerlo. Yo, que ya me sentaba atrás en el último puesto cuando llegó mi momento pensé en decir que quería una casa propia para mis viejos y hermanos, pero al diablo pensé y respondí en un arranque de honestidad brutal que quería ser Emmanuel.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Una experiencia previa al fenómeno de las editoriales independendientes ahora en boga, a medio camino del hágalo usted mismo de la escena Hardcore y el respeto a una tradición inmensa como la chilena, grotescamente inabarcable y carnavalescamente oscura y pesada, donde también el grunge se escuchaba fuerte y claro de fondo, donde un libro era una asunto de vida y muerte, de respeto y atrevimiento profundo, que entrañaba dificultades infranqueables... una voluntad de fierro. Gracias a la ayuda de muchos en esos días, en especial del documentalista y poeta Gerardo Quezada Richards, compañero de ruta y amigo, que movió los hilos con pericia para conseguir todo lo que hacía falta, desde el sello "Pewma" a la diagramación y diseño, además de la imprenta. Y de mi abuela paterna, profesora normalista, Tegualda Contreras Molina, que me ayudo con parte del gasto de impresión a costo. Así tuve 500 ejemplares de La coartada de los dragones por el camino pequeño, que venía a resumir mi entrada al oficio entre los 14 y 18 años en el Far west como también conocemos al Wallmapu. El libro causó su pequeño revuelo, dada mi juventud, lo poco y nada que circulaba de poesía, en una ciudad de poquísimos lectores de poesía. Así era Temuco en esos años anteriores al fin del mundo, aunque ya no vivía ahí desde hace unos dos años. Seguía el camino de Pablo Neruda y Jorge Teillier, especialmente. Poetas que cuando pudieron se largaron de sus respectivas ciudades fronterizas -Temuco y Lautaro-, a esta capital de no sé qué como dice Gonzalo Rojas, a estudiar. Por supuesto, seguir más libremente el camino del escritor... En mi caso puntual, terminar los dos últimos años de secundaria, seguir mi primer amor de verano. Es un primer libro que comprime y expande esa vida literaria, acusa mi educación sentimental, la atmosfera epocal, los talleres y encuentros literarios. Guardo de esos días la tristeza de no sé por qué razón no haber podido ir a escuchar a Jorge Teillier en el Centro Cultural de España a la salida del colegio, pensando que ya tendría ocasión de oírlo y conocerlo en persona. Volviendo a mi primer libro -ese pescado de juventud- como diría Nicanor Parra, también abordaba la violencia y callejeo de esa época, el ruido punketa y grunge, las lecturas salvajes de todo lo que llegaba a mis manos, gracias al boca a boca. Y todo esto mezclado con una profunda búsqueda espiritual y poética de un sentido más profundo de ser y estar en el mundo, mi mundo. Que no era otra cosa que el cruce cultural de mapuches, colonos, chilenos, conviviendo no sin choques, con una naturaleza de fondo apenas domesticada, casas a medio morir saltando, piezas que faltan en el puzzle, una democracia en la medida de lo posible. Donde ya nos dabamos cuenta que el circo seguía siendo el mismo tras la dictadura donde la educación nos volvía incompetentes emocional y culturalmente, nos achataba para meternos en el molde. Un defecto de los más chicos hoy es que creen demasiado en la educación, en la educación privada o estatal. En mis tiempos de estudiante uno soñaba ver el colegio en llamas.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

A la literatura, desgraciadamente le gustan los más viejos o los más jóvenes. El mal convive con el bien, son un matrimonio viejo, cuyo hijo mayor, es la poesía. Me ha ido bien en los certámenes literarios y muchas veces mal. Pero te aseguro que la vida es un poco mejor cuando a uno -o al que sea-, le va bien. A mi juicio, son un aporte los certamenes. Sobre todo si los jurados son medianamente competentes y decentes, buenos escritores o lectores. Y pagan bien a los ganadores. No dan bolitas de dulces o diplomas hueros, sino que platita chin chin. Y permiten al poeta galardonado pasar una temporada en el infierno, el regreso de los que ya no creían en nuestro oficio, nos miraban de reojo. Te repito, estoy feliz claramente cuando me toca bailar con la bonita. Triste cuando pierdo. Y no me enojo de sobremanera cuando mis enemigos ganan. Simplemente disparo dos o tres ráfagas al aire y listo, pasa la rabia, el dolor del ego, espero el próximo cértamen. Hay que ser honorable en las derrotas. Obviamente me gustan los poetas que no se creen el cuento cuando ganan de que son los mejores y la cacha de la espada. Hay mucho de suerte y arbitrariedad en ganar o perder. El mejor juez es el tiempo. Encuentro cobardes a los que no se atreven, a los que creen demasiado buenos, con su superioridad moral o poética de no participar, de no atreverse a jugar, a ser derrotados... qué es la poesía sino aprender a perder como dice Elizabeth Bishop. Los griegos le ponían la corona de laurel al caballo, no al jinete, cuando ganaba la carrera. Sí: no admirar escritores vivos, es de miserables o pésimos escritores. A veces quisiera ver a Marilyn Monroe no lejos mí leyendo Ulises de James Joyce, recordándome al menos una vez a la semana: La carrera se hace en público, el talento en la vida privada.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

La poesía es como un reloj de arena. A cada época o generación le toca darlo vuelta. Así encuentran sus referentes, sus enemigos, sus influencias, etc. Sin duda, se lee mucho actualmente, pero no tan profundamente y muy mal. Y eso que hay enormes esfuerzos de poetas e instituciones culturales abriendo revistas maravillosas, páginas quijotescas, encuentros maravillosos, casi llevándote la comida a la boca. Ahora una foto y una buena foto, un poco de lobby y likes, es más interesante en la red social. Te repito -perdonen lo majadero-, se picotea mucho, se dicen muchas obviedades, por ejemplo de los grandes escritores que nombras en tu pregunta, la mayoría de lo que me toca escuchar hoy en día no corresponden más que con lecturas anécdoticas, muy parceladas o pobres de los autores en cuestión... teniendo ediciones fantasticas de estos y otros. Además hoy más que nunca se escribe desde lugares seguros, hay muy poco espacio para el atrevimiento. Creo que hay muchas más ganas de ser respetado o tener la pose de escritor que escribir y hacer obras o poemas cojonudos. Nadie quiere ser muy diferente o tábano. O ser estupidamente funado por ordas de lectores funcionales que es lo que predomina en estos días. La cultura del zapping causa estragos en los poetas que están escribiendo hoy, creen tener más soltura que sus antepesados, porque tienen más posibilidades. Ya lo decía Marcial tener una flauta en casa no te hace flautista. Se opina de todo, pero se domina nada. Se escribe con mucho lenguaje prefabricado, funcional, sin siquiera saber narrar una pequeña historia o experiencia, chamullando el poema a punta de palabras "grandes" y "fuertes", sentimientos puros, buenas intenciones. Creo que los poetas hoy abusan de la crema chantilly para lograr golpes de efectos, muy hueros por lo demás. Además la gran mayoría es abajista, quieren el título de rebeldes sin dar el asiento en el salón a la vieja. Además se lee a los que nos precedieron como si ellos estuvieran en el pasado, cuando quizás están en el futuro. Y estamos retrocediendo a pasos agigantados. Debemos volver a leerlo todo y mejor, de todas partes, más disciplinadamente, con consciencia, para gozar y educarnos a la vez, sin dar la lata o sermonear, tratando de ser sensatos, no más papistas que el papa. En poesía o literatura no sé si podamos hablar de progreso. Y menos con lectores tan flojos. Debemos re traducir todo con cariño a nuestro tiempo, leerlo con cuidado y atención, fuera del tiro de cámara o la foto con el libro, otra vez imaginarlos -sean de Tombuctú o la ciudad de moda- en la intemperie, salvajes y bravos, como nosotros. La poesía es una tubería gigante que no sabemos nunca que trae dentro y cruza nuestro patio mental. En el corazón litúrgico de cada poeta hay un campanario sin campana. La mayoría de los poetas y de los poemas envejecen y mal. G. Gould no iba a conciertos, le angustiaban "salvo los suyos, donde asisto religiosamente", decía con fino sentido del humor.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Para mí son más de una centena a un nivel superlativo, te nombro a vuelo de pájaro Raúl Zurita, Claudio Bertoni, Elvira Hernández, Thomas Harris, Jaime Huenún, Germán Carrasco, Damaris Calderón, Malú Urriola, Yanko González, Juan Cameron, Mauricio Redolés, Diego Maquieira, Omar Lara, Hernán Miranda, Elicura Chihuailaf, Andrés Morales, Sergio Rodríguez, Manuel Silva Acevedo, Carmen Berenguer, Eduardo Llanos, Jorge Montealegre, Carlos Trujillo, Jaime Quezada, Rosabetty Muñoz, Teresa Calderón, Soledad Fariña, Cristian Formoso, Jorge Velazquez, Leonel Lienlaf, Andrés Anwandter, Matías Rivas, Gustavo Barrera, Cristián Gómez, Armando Roa, Clemente Riedemann, Juan Cristóbal Romero, Nicolás Miquea, Jaime Pinos, Felipe Cussen, Martín Gubbins, por tirarte una lista pobre, estrecha, de los hermanos mayores, a la que faltan muchos poetas que admiro incondicionalmente y merecen de sobra un sitial destacado y cómodo. Cada libro de estos poetas y otros que leo, tarde o temprano, es un esnórquel para sumergirme en las aguas profundas, oscuras, frías, de la costa chilena, del alma mundial, de nuestros muertos y lo que vendrá. Cada libro de estos poetas es una conversación inteligente, terapeutica. Me devuelven la insolencia en cada poema de pensar esto u aquello. Cierto, algunas montañas rusas locales no son más que carruseles lentos y pequeños fuera de Chile. En fin, uno de los secretos de este oficio es trabajar duro y a la vez hacerlo sin mayores ambiciones.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Me recuerdan que también estamos cerca de no decir nada cuando queremos decirlo todo. Que no olviden que se escribe -como diría Faulkner-, con esa especie de gigantesca delicadeza del elefante al recoger paltas.Gloria Paulina me recuerda, a propósito de Aguacate o Palta, que la palabra aguacate viene del náhuatl "ahuacatl", que significa "testículo". Y después agrega: "Qué bueno que acá le decimos palta, así me es más fácil seguir echándole mayo al completo".

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Escribir es ser un niño esperando un dulce de un extraño. Hay que confiar en los poemas que uno y los otros escriben, es la mitad de la pega. No podemos saberlo todo de estos textos al escribirlos o leerlos. Tampoco quisiera saber todo lo que significan o valen. Tienen más autonomía de lo que quisiéramos creer. Más allá que tengamos nuestra propia idea del texto, sus directrices, soñemos su destino, los carguemos sobre los hombros, lo salvemos de la muerte y el abandono. El poema siempre estará por sobre el que lo escribe o lee, los críticos de turno. A algunos de nosotros no nos quedó otra que iniciarnos a sí mismos. Y darnos cuenta que el centro de la poesía no es el centro, no existe. Somos nosotros mismos ese centro para ella, estemos a kilómetros de una editorial, librería, biblioteca, en las mazmorras de un régimen o de otro colega que sepa ir de a á b con lógica, sin chamullar, cargar más de lo que pueden sus hombros. Discrepo, sin levantar la voz, de los que creen que este es un oficio solitario. Está lleno de muertos, fantasmas de carne y hueso, amigos y enemigos, sombras, espejos, mujeres que nos amaron y nos dejaron de amar, hijos que nos detestan, padres a los que no le hablamos, de ese ruidoso silencio. Escribimos para un pueblo deseoso de no escucharnos. Leo a gusto lo que dicen de mí los poetas y críticos que me desprecian, son los primeros que me muestran mis defectos y virtudes para corregirlas o subrayarlas. Los buenos lectores de poesía y los buenos críticos también se equivocan, no buscan la última palabra sobre esto o aquello, saben que los poemas se pueden reemplazar por otros mejores en cada época viniendo del mismo tronco, ven los puntos fuertes de cada uno, no piensan en la vida de los poetas en términos de victoria o derrota sino de afición diaria y pasión hasta la muerte, de peleársela una y otra vez al poema, buscar el silencio. La vida literaria se parece mucho a baldear el piso de un submarino alemán en la segunda guerra mundial o reírse a carcajadas de los políticos japoneses que creían en la efectividad de los kamikazes como método para cambiar el curso de la guerra a su favor. Por supuesto, somos kamikazes. Y en la nave alemana somos el que trapea día y noche, sin descanso. Los buenos poetas son también los buenos críticos que saben que son los cometas los que imitan a los caracoles y no viceversa. Y que nuestros mejores poemasdejan una grieta hacia lo oscuro, al error, al fallo, de lo salvaje, lo que no puede domesticarse. Donde lo malo convive con lo bueno, lo bello con lo feo, lo errado con el blanco.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

Será una época recordada por la de poetas en redes sociales poniendo me gusta a un editor con la esperanza de ser publicados en su sello. La poesía es tan vieja como la piedra que escogen y se entregan los pingüinos cuando se declaran su amor. Los pingüinos no dejan de sentir frío, tras pasarse la piedrita. Esos talleres de poesía, donde los poetas salen escribiendo como el profesor de poesía, son malos talleres. La poesía es como una tortuga intentando voltear a otra, si está bien o mal. Llegué a esa edad en que uno tira una piedra contra el Pacífico sin esperar que las cosas desborden o cause un tsunami al otro lado del mundo. La poesía hasta los 40 fue hacerse una herida, ahora entiendo que es rascarse una cicatriz. Favor, no seas deprimente frente a los niños y mujeres sobre el valor de la poesía. Este oficio solo castiga a los que no hacen cada vez que pueden su mejor esfuerzo. Escribir es como trabajar en la cocina ¿Sabes? Son los mismos ingredientes de siempre, pero como los combines obtienes un plato que dé éxito o no. No olvidemos que la vida es un sueño. Y que algunos días esta cocina tiránica e infernal no se trata de agradar solo al que tiene hambre sino al colega cocinero o al dueño borracho. El éxito es siempre más solitario que el fracaso. La derrota en nuestros países está sobrevalorada. El ejército de la poesía chilena nunca está por debajo de los 1200 efectivos, aunque la mayoría no lee un carajo, solo quiere ser leído, no ir al frente. Los poetas al morir, en la cúspide de su fama o el anonimato más aterrador, se entregan a un destino común: ser despedazados por aves de rapiña.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

Escribir es jugar a dar chutes contra la pandereta de nuestra casa imaginándonos un estadio lleno. Los versos son como niños necesitados tirándome de la manga. En mitad de la vida sabes que la mayoría de las puertas ya están cerradas para uno. Las que quedan por abrir no sé si valgan el esfuerzo. ¿Cuál es el poder de la poesía? Hoy creo que es el de un abrazo, de decir gracias o cuídate. Terminar un poema, la primera versión, es como seguir sentado en el local bebiendo tranquilo aun cuando el mozo ya tiene patas para arriba las sillas sobre las mesas. El dueño cerró caja. No sé llega a escribir poemas -medianamente buenos o decentes- con teorías y fórmulas. Sino que se escribe con instinto, sentido común (el menos común de los sentidos) e imaginación ante el horror, la verdad y la belleza. La inspiración es una adolescente lista y práctica, pero poco agraciada. La inspiración es una mujer con la que no puedes estar mucho rato en la habitación después de hacer el amor. La poesía debe salir ilesa del aluvión de las emociones y el acarreo de la inteligencia. Una vieja lección no menos importante en este oficio es que tarde o temprano, varias veces, no queda otra que abandonar nuestro escudo, correr por nuestra vida, como escribe Arquíloco de Paros.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

Un día despiertas, tienes 41 años y nunca has estado dentro de un iglú. Así comienza el poema, el sentimiento necesario para escribir un poema sobre el frío o el blanco, los tipos de blanco que ven -dicen los entendidos- los esquimales. Después te maldices por no retenerlo, pasarte de estación de metro, ver una publicidad de una chica hermosa con una parka con la que serías feliz o más probablemente desdichado. Pero al menos tendrías alguien con quien meterte al iglú. La mayoría de los libros que amamos están escritos para que los entienda una sola persona. Una sola persona queramos que lo lea. Más que un poema que dure una eternidad quiero uno invencible en su fugacidad. Algunos días escribo para entretener, otros para corromper. Es un tonto el poeta o amigo que te dice que para escribir sólo se necesita lápiz y papel. La literatura te exige todo a cambio de nada. Recuerda que este es un mundo que está lleno de gente recogiendo gatitos pero de pocos haciéndose cargo de cada uno de ellos.Escribir no es cortar leña bajo la lluvia, con el día nublado. Es hacerlo en pleno verano, con un calor infernal, en un día despiadadamente azul. La literatura es una especie de fiebre. Quieres desabrigarte porque sientes mucho calor. Pero hace un frío de mierda. Las paredes de nuestro lenguaje apenas nos alejan del frío de la nieve cayendo en silencio durante la noche y seguro durante el día. Con tormenta o sin, siempre hay que echar algo por la borda -y que nos gusta especialmente-, del poema que estamos puliendo. En un poema todo es tatami. Pero no ganamos haciendo todo en un poema. Comparto con Saúl Bellow, eso de que ser escritor, es ser alguien que toma notas, con lápiz en una libretita o cuaderno, en el celular o directamente en el ordenador.

-Si quieres puedes compartir un poema inédito.
 

CUCHILLO O NAVAJA

Pertenezco a esa clase de hombres

que llevan un cuchillo o navaja al cinturón o bolsillo.

Todo lo que aman cabe es una caja de zapatos.

Se contentan con un plato caliente,

la primera estación de radio clásica que encuentran,

un cuarto con las cortinas cerradas,

día y noche.

Hombres que ponen un clavo detrás de la puerta

cuando quieren colgar su chaqueta.

Y si llegas por nuestra espalda

a taparnos con las manos la vista

y nos pides que describamos el papel mural

jamás obtendrás la respuesta.

Hace poco el viejo de mi viejo me preguntó

pescando unas truchas

tras corregirme por enésima vez

que tire la mosca en la parte más oscura

y profunda:

¿Has observado las motas de polvo suspendidas

dentro de un rayo de luz?

Sí, esos hombres que quedan boquiabierto

con las motas de polvo en un haz de luz

colándose por las persianas o cortinas

desde que eran críos. Y odian a esos otros hombres

de un solo libro.

Sí, pertenezco a esa clase de hombres

con un cuchillo o navaja al cinturón o bolsillo

obligándose a no desear nada,

porque desear es dolor

y todo lo que queda es una fotografía maltrecha

en otra billetera llena de cualquier cosa

menos plata.

Hombres que al envejecer

prefieren morir de hambre y orgullo

antes que pellizcar una uva

en la góndola del supermercado.

Hombres torpes y sentimentales

que no recuerdan lo que sueñan

y despiertos guardan silencio.

Hombres que solo tienen un mecanismo

de sobrevivencia: la represión.

Y vienen siglos, mares, todavía

buscando un ranchito donde tirarse exhausto

a castigar el riñón,

amar y ser amados, a rachas, en esta playa

de piedras blancas

donde revienta la luz de la luna,

el mar del sur.

Sí, pertenezco a esos hombres que cocinan.

Crían hijos que no se les parecen.

Dubitativos entre el bien y el bar, beben.

Cabreados del sol

se unen a otros para rogar que llueva.

Cabreados de la lluvia se unen a otros

para rogar que vuelva el sol.

Hombres que van y vuelven con un cuchillo

o navaja al cinturón o bolsillo

de la cama de una mujer que apenas nos soporta

pero deja agua caliente en el termo.

Algo para echarle al pan, té o café,

antes de volver a la carga

-en lo que sea que trabajemos-,

con este solcito que apenas calienta,

pero ilumina.    


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