CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Vìctor Coral.-
Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?
Sinceramente no recuerdo cuál sería esa primera imagen poética. Ese acto sugiere creer en la poesía como revelación metafísica en su significado platónico, pero a mí me gusta tener a la poesía en la mente como un acto sensible racional. Lo que sí considero es que la imagen poética, como recurso mimético, persistentemente, aparece en todo momento: en un pedazo de nuestro mundo, en algún poema, en los sueños, alguna pieza musical. La poesía puebla el mundo, solo hay que saber interpretarla, y a mí se me fue apareciendo poco a poco. Yo inicié escribiendo canciones cuando tenía un grupo de rock en el colegio. Eso cambió con el tiempo y a causa de mis lecturas. Después, dos poetas marcaron mi vida y la elección entre la música y la literatura: Charles Baudelaire y Friedrich Hölderlin. Ellos son mi imagen poética, ahora sumo otros poetas.
Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.
El proceso de escritura de mi primer libro no es más que la suma sintetizada de mis lecturas de todas las mal llamadas vanguardias históricas y fue de auto-publicación. El proceso de escritura obedeció más al placer de publicar mi primer poemario, que a tener concluida y hecha una idea poética. El propósito de ese primer libro radicaba en crear un autor-personaje a lo largo de los poemas. Al final resultó ser un conjunto de poemas más o menos agrupados separados en dos secciones que obedecían al tema de la muerte, en la primera parte, y al del amor, en la segunda. También impera una búsqueda incesante, experimenté mucho con el sonido, el ritmo, el lenguaje mismo, por lo cual al leerlo da la impresión de un mosaico. No me avergüenza mi primer libro, pero pude haber esperado un poco y escribir algo mejor. Y empecé a publicar poemas en revistas muy posterior a mi segundo libro de poesía. Hubo un momento en que me gustaba publicar mis poemas en revistas, ahora eso ya no me emociona tanto, prefiero escribir, escribir y leer.
¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?
Para mí es más importante y necesario la poesía como acto del ser humano que la carrera poética. Ésta se olvida pronto cuando eres pésimo poeta, no obstante, la poesía nunca será olvidada. Si las sociedades quedaran destruidas, la poesía, entre otras artes y actividades humanas, serviría de vestigio para rehacer y reorganizar nuestra existencia. El poder tiene fecha de caducidad, la poesía siempre se actualiza a sí misma a través nuestro. Hace tiempo los concursos de poesía me provocaban asco y rechazo, hasta ahora nunca he participado en concurso alguno, ni siquiera en los concursos de calaveritas de las escuelas, pero sí lo haré próximamente. Ha cambiado mi parecer en ese sentido. Participar en ellos orienta otras habilidades, de algún modo te permite ser más riguroso contigo respecto al uso de los tiempos, algo así como una disciplina, porque yo suelo ser muy desorganizado y rebelde cuando escribo poesía, además existe permanentemente el beneficio de que te publiquen, más allá del factor económico que te ofrece ganar un premio literario.
En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?
El imperio marca el canon. De esa manera surgió y se originó la tradición de nuestra poesía en español hace más de 500 años. Me parece que, en nuestro tiempo, los precursores de la poesía en español, en mayor medida, todavía pertenecen a la poesía en inglés, enfáticamente la norteamericana. No hablaría de poesía latinoamericana, porque también existe poesía latinoamericana en francés, inglés, y otros dialectos. Me gusta más pensar en poesía en español, pues hay más de 600 millones de hablantes, entre nativos y quienes adoptan el español como lengua, que usan esa valiosa lengua para escribir poesía. Incluso el contenido teórico-semántico de la palabra influencia fue desarrollada por un ensayista norteamericano que impuso, desde el imperio, una forma débil de pensar la literatura. Cervantes me parece más impresionante e importante que Shakespeare, si es que éste existió, de lo contrario ese mito infundado se viene abajo y con ella toda su teoría. Las escuelas de creación estadounidenses marcan mucho del estilo actual de la lírica escrita en español y me temo que de otras literaturas en otras lenguas. Un rasgo esencial de este fenómeno es la hibridación, la importancia de discursos políticamente correctos. Lo ridículo es que mucha de esa poesía tiene poco de poético, es más ideológica, opera más bajo el servicio a las ideologías, que por posturas verdaderamente poéticas, que contribuyan y alimenten a la tradición literaria de nuestra lengua. Las Vanguardias históricas, todas, desde las más engreídas hasta las más ridículas, todas, repito, son una deformación y contribución a la tradición. Y quien considere lo contario, entonces ha leído mal o no ha leído en absoluto. La poesía del Siglo de Oro español, en el caso nuestro del español, significó la primera gran vanguardia; no requerimos, quienes hablamos este vasto idioma, esperar 500 años para que nos mostraran y nos dieran a conocer los quiebres y rupturas desde otra lengua ajena al español. Además, dentro de los centros de investigación y en las universidades también se reproducen, dentro de sus publicaciones ensayísticas, una idea sesgada de la poesía dominada por la barbarie y las ideologías.
Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?
Resulta difícil señalar nombres, porque no descarto que exista algún poeta que será valiosísimo para la poesía mexicana, pero por ahora permanece en el anonimato. En principio, quiero mencionar a mi Maestro José Vicente Anaya quien ha construido una obra al margen, además su proyecto Alforja. Revista de Poesía editada entre la década de 1990 y 2000 dio posibilidades de publicación y difusión a muchos poetas de varias partes del mundo, que actualmente forman parte del canon y, muchos de ellos, pertenecen al campo literario de sus respectivas geografías y tradiciones. Ha sido maestro de muchísimas generaciones. Otro caso es Marco Antonio Campos, tanto por su poesía, como por sus estudios sobre la literatura mexicana del siglo XIX y sus valiosas traducciones al español de poetas de otras lenguas. Eduardo Lizalde, sin lugar a dudas es un tercer nombre importantísimo, que ha sido un poeta enormemente influyente en sus posteriores generaciones. La lista podría extenderla más, pero quiero cerrar con un hombre que en su juventud fue estimado por su calidad poética por Octavio Paz, me refiero a Homero Aridjis, el más joven poeta incluido en Poesía en movimiento.
¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?
La poesía no está obligada a encerrarse en un exclusivo formato y soporte, como es el papel o el libro. La inteligencia impactada en lo poético y la poesía puede ampliar planos y horizontes, más allá de un soporte o medio específico. La poesía es sonido, es imaginación, es voz, es memoria, la poesía es muchas cosas al mismo tiempo. La diferencia está en la calidad de la poesía sonora, la poesía visual y todo soporte que quieras añadir. Es el mismo propósito final cuando sometemos a juicios, por ejemplo, a los poemas escritos en papel. Los habrá malos y los habrá buenos, y toda una gama de grises en medio de estos extremos.
En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?
No solo para el poeta de hoy, lo fue para el poeta del ayer y lo será para el poeta del mañana. Pero me gusta más pensar en la poesía como la idea del tiempo en San Agustín, un presente sin límites a los dos lados extremos, la poesía es la tradición de un presente continuo. La crítica literaria, en lo personal, es una parte de mi formación la cual me parece básica y elemental tanto para la lectura como para la escritura de poesía. Revisa las distintas tradiciones y te darás cuenta que los mayores de la poesía son también críticos, que ejercen la crítica literaria. ¿Ya me dirás tú si no es importante? Yo creo en la crítica creativa, es una posición que se la aprendí a Roberto Juarroz leyéndolo en una entrevista. La crítica literaria construye y transforma la poesía porque es un transmisor de ideas, conceptos y nuevos programas poemáticos. Un poeta que ejerce la crítica es un creador más completo, de lo contrario, si se niega a leer o a ejercer la crítica, considero que es un poeta con carencias, con falta de conocimientos, ideas, sensibilidad, y pleno de impresionismo y vacilaciones. Bajo estas características se escribe mucha crítica y ensayo a la que denomino literatura de segunda mano.
Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?
No creo que internet haya propiciado ni revelado más práctica de la poesía, posiblemente sí provoca más la difusión de la poesía, pero eso siempre ha existido, siempre han existido muchos poetas. La diferencia radica en que ahora los medios de divulgación, así como los soportes en los que se lee poesía, en este tiempo, son más numerosos; no hablo de una democratización de los espacios ni de la poesía, porque la poesía no obedece a formas políticas de las prácticas humanas. Existe buena poesía y mala poesía. Eso es todo. A mí no me afecta que existan muchos poetas ni que se divulguen sus poemas. Aunque la mala poesía se lea y se difunda en soportes de oro o en partículas cósmicas, seguirá siendo mala poesía, y en eso consiste la fortuna de la libertad: Yo tengo la libertad de no leerlos más, después de haberlos conocido y leído por primera vez.
¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?
Diario ofrezco tiempo a la escritura y a la lectura, a esto me dedico y es mi vida. En tiempo no lo sé precisar bien, jamás he sumado las horas, pero aproximadamente 15 horas al día. La lectura es obligatoria, esa es una actividad que hago diario, además al ser editor de la Revista Literaria Taller Ígitur, junto con otros amigos, leemos cada uno de los contenidos, existe un proceso de curaduría, así que jamás puedo sesgar el acto de lectura que, al mismo tiempo, implica una postura crítica. Las tres, lectura, crítica y escritura, son parte de un mismo proceso. Ahora, la escritura, en mi caso, corresponde a la poesía y al ensayo o crítica literaria, y en ninguno de los tres casos la creatividad está fuera, todo lo contrario, forma parte, porque el pensamiento es el mecanismo mediante el cual la literatura se construye, pese a la inspiración.
Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
Escribo de las dos formas, a mano y en la computadora. Siempre hago notas en cuadernillos que tengo en mi mesa de trabajo, pego etiquetas en los libros, releo. A lo largo del tiempo he cambiado los procesos de composición y los programas poemáticos. Actualmente escribo más bajo la idea de un libro cuyos poemas obedecen a un discurso temático y éste está conforme a un estilo. La poesía es la tensión entre los estilos, el margen creado mediante ideas y su desarrollo. Así concibo la poesía, como algo que responde más a la razón sensible que al sentimentalismo emocional. Mis poemas surgen, a veces, con independencia de mí; otras veces, a pesar de mí, mis poemas responden a mi voluntad y necesidad. Creo que el primer verso es indispensable, porque ahí puede encontrarse el ritmo y metro de todo el poema, en el primer necesario verso que nace de la inspiración o del golpeteo rítmico de la propia lectura.
Sí, dioses, porque el amor
Dioses, me ha tentado un bajo instinto,
el terrible olor a libación; ardo, inflamo
por los poros de mi cuerpo su conquista.
Irremediable es, dioses, el caso de mi pasión,
evado, hora por hora, el salvaje
impulso de arrojar mis ariscas manos
encima del sahumerio de su tálamo
donde oficia, en mi ausencia,
las noches de otras soledades amorosas;
respiro su vena, me hierve la carne
al grabar su silueta en mis pupilas
y no es el caso que duerma sola,
deambula en los desiertos de mis muslos.
Me quema, digo o sueño, mi piel cuando pasa;
me quema la garganta al escupir su nombre,
duro es el infierno de mi esqueleto, que tiembla,
cuando de lado me mira y se evade a mi tacto;
me quema aun a la distancia, ¡Oh temibles sombras!,
¡Oh soñados fantasmas! ¡Qué cosa digo!,
¡Qué desesperante es tocar su aroma y no asirlo!,
Qué me da si jamás, ¡Qué más terrible ansiedad!,
Qué no ando sin buscarla en la frente de mi cielo,
¡Oh queridos dioses!, ¡Oh amados juglares del destino!,
Háganse más allá y ofrenden a mi gusto
un único instante, ese mínimo intervalo,
uno solo e infinito instante, repito,
para lograr estar de pie frente a ella
y perpetuar, en sus ojos, mi carácter de fuego,
y pasar de mis labios a sus labios
a través de una caricia
el calor que me consuma al momento.
Sí, dioses, porque el amor,
el espantoso amor, inesperado,
imprevisto, es querer pirar a cualquier hora,
a costa de nada y a pesar de todo,
en un único y memorioso beso macerado.