Gabriel Gargurevich Pazos: “La poesía intensa y trascendente persistirá en el devenir de la humanidad, sin duda, solo queda seguir trabajando, leyendo, leyendo, escribiendo, escribiendo...”

05.08.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Víctor Coral.


-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

-El primer escenario poético al que me subí, fue al del rock; me imaginaba cantando la canción que cantaba el rockero ahí arriba, como Jorge Gonzales, Gustavo Cerati o Santiago Auserón; transcribía las letras de sus canciones en un cuadernito cuadriculado, y pegaba sus fotos; al regresar del colegio lo abría en mi cama, sacaba una pandereta, unos palitos de madera y me ponía a cantar haciendo el ritmo. Años más tarde tuve mi propia banda, El Ghetto, cuyas canciones hoy están en las plataformas digitales, algunas son composiciones mías, muchas letras sobre todo, donde se nota la influencia poética de los rockeros mencionados, pero también de Martín Adán, Silvio Rodríguez o Vallejo. Empecé a entender que había que expresar los sentimientos de la manera más original posible, y conmover al público de una manera más perdurable...

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

-No publiqué poemas previamente en revistas; Serpiente Underground es mi debut oficial como poeta publicado en físico. Pero desde el 2015 empecé a publicar los "primeros impulsos" en las redes sociales, en ocasiones desangrándome. Le perdí el miedo a escribir poesía al desembarcar en la isla Suasi del Lago Titicaca, en agosto del 2014, con una resaca infernal, a 3,810 metros sobre el nivel del mar. Bajo el cielo infinitamente azul y la inclemencia del sol amarillísimo, había llegado junto a un grupo de periodistas a bordo de una lancha, casi muriendo, como si fuese el único receptor, en el mundo, de los rayos del sol. En el hotel, al caer la tarde, escribí en una libretita, desfalleciendo, mi primer poema, "Ocaso en Suasi". Acostumbrado a la rigurosidad periodística, encontré en la dimensión poética un lugar para jugar a ser Pollock, libre y desparramado... Pero la poesía requiere de la misma disciplina con la que se trabaja en otros ámbitos de la literatura... Pulir, pulir, pulir, encerar, encerar, encerar, como en la película... Eso es lo que he venido haciendo con estos textos que en su génesis constituyeron una purga incontrolable, pero que con el tiempo fueron tomando forma, mutando en seres de cielo, de tierra, de mar, de bosque y de infierno... y lo vine haciendo con mi editor Mario Bendezú, que ha tenido la gentileza, la paciencia y el profesionalismo de acompañarme y guiarme en el proceso, así como de aceptar publicar mis textos en su editorial Plectro Editores, una editorial independiente, por cierto. Mario y yo financiamos el libro.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

-Nunca participé en uno, pero si sirven para la difusión de la obra poética de un escritor con talento, así como para su beneficio económico, los veo necesarios, pero no fundamentales o esenciales; finalmente lo que va a consolidar realmente el posicionamiento de un escritor en el mundo poético será la efectividad de su obra, en el terreno de las emociones. Por supuesto, como en otros ámbitos de las comunicaciones y las artes, en la poesía se puede hablar de productos construidos desde la perspectiva del marketing, y eso da para un amplio debate; por un lado, algunos sostendrán que eso es algo que no debería de espantarnos, siempre y cuando el enunciador consiga conmover a sus enunciatarios; por otro, estarán los que defiendan la teoría de la secreta esencia trascendente que habita en algún lugar del alma humana y que la buena e intensa poesía logra hacer emerger, de una manera que no es explicable conceptualmente, pero que consigue elevarnos a niveles incluso místicos.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

-Dalmacia Ruiz Rosas, Roger Santivañez, Domingo de Ramos, por su estética, plástica afilada, callejera, erótica, cotidiana, por sus corazones rotos, sus tormentos, cicatrices, oscuridades y luz, su humor e insumisión, la maestría en el lenguaje, las vidas que llevaron y lo que representan para la cultura peruana y latinoamericana.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

-Son opciones artísticas. Pienso, sin embargo, que a medida que se vaya relegando el lenguaje, la escritura, a un segundo, tercer o cuarto plano, podemos hablar ya de una desnaturalización del quehacer poético.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

-El ejercicio de la crítica es un género en sí, y debe dársele la misma importancia que a cualquier otro género literario, cuando es abordado con sustento académico, rigurosidad, plástica, olfato y buena fe. No creo que todo poeta deba verse obligado a darle importancia a la mirada crítica, la poesía es atemporal, eterna, sin tiempo, como sabemos, y no se debe bajar la guardia ante el pontificador.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

-Creo que es necesario establecer un parámetro; no todos tienen el don poético; y si alguien cree tenerlo, pues debe desarrollarlo, leyendo poesía, escribiéndola, dándola a leer a poetas experimentados, y buscando reacciones de lectores. Pero de nada sirve ser despiadado con el poeta de Facebook; escribir desde el corazón, la mente o las vísceras, suele ser terapéutico para quien lo hace, sea, lo que escribe, aplaudido o no; y si publicar sus textos en internet hace felices a los autores, bien por ellos. No me alarma el relativismo del ejercicio poético, la poesía intensa y trascendente persistirá en el devenir de la humanidad, sin duda, solo queda seguir trabajando, leyendo, leyendo, escribiendo, escribiendo...

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

-Es una buena pregunta, como todas las anteriores, en verdad, Víctor. En realidad, leo y escribo todo el día. Leo artículos periodísticos de diversa índole, columnas, y documentos que alimentan las notas periodísticas que escribo casi de manera constante, notas relacionadas a la agricultura, al arte o al perfil de algún personaje coyuntural; en las noches le dedico de dos a tres horas a la lectura de cuentos, novelas y poesía, sobre todo. Ahora mismo estoy investigando mucho el relato corto, releyendo a los grandes del género (Poe, Hemingway, Chéjov, Cortázar, Carver, Bioy, etc), con ojos de escritor, y en mis días menos periodísticos, escribo las historias que voy anotando en una libreta, y rumiando casi obsesivamente en el día a día. Con la poesía me pasa algo distinto, normalmente se trata de impulsos, que a veces voy dando forma en mi mente antes de escribirlos en una libreta o en la misma computadora; luego, como en todo lo que escribo, incluso los mails, pulo y pulo...

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

-A veces a mano, otras directo en computadora; en la mente, voy dándole vueltas al concepto del poema, intento darle sentido a los "enigmas que no dejan existir", parafraseando a Santiago Auserón, o a las alegrías que a veces regala la vida; la poesía transcurre como un río desbocado cuando aparece, o le abro una ventanita, y lo inunda todo como un huayco, al que luego hay que depurar, quitándole rocas, dejando algunas... A veces me sale el cronista, y me da por ficcionalizar situaciones o sentimientos, propios y ajenos, en clave poética...


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