Gimena Vartu: “El verdadero poeta es necesariamente un sujeto de mirada crítica; la cual tendrá que cultivar para discernir la paja del trigo en el campo de la literatura.”

26.04.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Víctor Coral.



-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... ¿de tenerla, cuál es la tuya?

Si bien empecé a escribir poemas desde muy chiquilla, orientada por las lecturas escolares y luego por lecturas propias, tomando como material los enredos románticos típicos de un adolescente, recuerdo claramente un momento de apertura anímica, mental e incluso existencial cuando tenía 15 años. Tenía la cabeza apoyada contra la ventanilla del micro que me llevaba del colegio a mi casa, de la Av. Abancay a San Juan de Lurigancho. Hacía un sol abrasador y no solo vi, sino que me percaté que muchas personas a pesar de ese sol tan intenso caminaban acelerados, apretados unos contra otros en pos de algo que en ese momento quise comprender. Yo misma con mi uniforme escolar también era parte de ese circuito que sentí absurdo. Y supe a partir de ese día que mi búsqueda sería escapar. A través de la literatura o a través del teatro. Allí nace el sentido existencialista, onírico y social de todos mis escritos.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

A los 19 reuní todos los poemas que había escrito hasta entonces, escogí unos 30 y los presenté con el título Cura de sueño al Concurso de Poesía Washington Delgado, organizado por la Facultad de Letras de San Marcos, donde ya estudiaba Literatura. En el concurso obtuve una mención honrosa, lo cual me sorprendió muchísimo. Sin embargo, esperé 7 años hasta decidirme a publicar de forma autofinanciada, revisando y editando esos y otros textos. Cura de sueño se trata, pues, de poemas adolescentes con una cruda mirada existencial a su entorno, donde priman las imágenes barrocas, la musicalidad, cierto hermetismo, y a la vez mucha ironía.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

Los concursos son importantes para una carrera literaria en general, pero no son esenciales. Ayudan mucho sobre todo a alguien que está empezando, pues más allá de sentirse validado, el joven escritor tendrá la oportunidad de que su obra se lea y se comparta. Sin embargo, si esta obra no da la talla a través del tiempo, si no se acompaña de más trabajo y cultivo del talento, pues ese premio no será más que una anécdota.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Creo que la poesía latinoamericana actual se lee mucho a sí misma y eso es sumamente saludable. Entre México, Chile, Perú y Argentina sobre todo hay lecturas comunes que nutren la escritura de un sentido de emoción rebelde, que yo intuyo tiene que ver con un espíritu poscolonial propio de los tiempos y de una incipiente identidad latinoamericana. El movimiento Hora Zero peruano, por ejemplo, tiene vasos comunicantes con el movimiento infrarrealista mexicano, heredero de la generación Beat estadounidense donde Allen Ginsberg es el referente por excelencia. Actualmente la influencia principal sigue yendo por allí, pero reinventándose en los muy particulares contextos culturales de cada país.

- ¿Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Por un lado, Miguel Ildefonso, quien con una carrera ya consolidada sigue produciendo nuevos textos, algo que evidencia una búsqueda incansable de que su poética ya madura se reinvente; además realiza de forma constante talleres de poesía, lo que es una apuesta práctica y de fe por que siga surgiendo el lenguaje poético, y una manera cálida de vincularse estrechamente a las nuevas generaciones de poetas. Por otro lado, señalaría a Antonio Cillóniz, quien ha recuperado el aspecto ético de la poesía a un nivel que no veíamos desde César Vallejo, y que es una lectura crucial, muy humana y necesaria en estas épocas.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc.?

Las artes en general han evolucionado a una Intermedialidad inevitable a causa de los avances tecnológicos; si bien antes se jugaba dentro del papel con la disposición de las palabras en el espacio blanco de la hoja, o con el concepto de libro-objeto, hoy en día esa experimentación ha traspasado las fronteras de lo estrictamente literario en busca de nuevas materialidades. Algo similar sucede con el teatro llamado postdramático o postaristotélico. Y surge la pregunta inevitable, ¿esto es teatro?, ¿esto es poesía? Creo que las producciones artísticas en general se vuelven válidas y necesarias siempre que cuenten con un público contemporáneo que sepa apreciarlas y leerlas, a partir, precisamente, del cuestionamiento crítico de donde se generan. Si en la actualidad se están cuestionando las formas y los límites de las materialidades, pues debe haber una razón, un motivo profundo que el receptor de arte deberá saber leer. Lo que sucede con esto es que muchas veces las propuestas no están cargadas de mayor sustento más que de la improvisación, y es aquí donde comienzan los problemas porque las lecturas serán borrosas, o peor aún, solo llevarán al aburrimiento. Como artistas debemos ser muy responsables con esto.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Para el poeta de hoy y el de siempre, la crítica, en un sentido amplio, será de vital importancia. No solo para sopesar en primer lugar el propio trabajo, sino también para no admitir la mediocridad como canon. Y desde una mirada muy incipiente, ¿qué hace el poeta sino criticar la realidad de su entorno?, ¿la injusticia social, la desigualdad, la desesperanza o hasta su propia felicidad? En ese sentido el verdadero poeta es necesariamente un sujeto de mirada crítica; la cual tendrá que cultivar para discernir la paja del trigo en el campo de la literatura, y tendrá que trabajar mucho más aún si pretende formar parte de la academia. Esto último por cierto no es para nada importante, la academia no hace a un poeta; pero un poeta sin mirada crítica, desde mi punto de vista, solo se ejerce como hacedor de versos.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

Creo que esta pregunta se responde muy bien con el comentario anterior. Definitivamente tanta democracia para escribir y difundir lo que cada uno produce, hace que sea mucho más difícil separar la paja del trigo, como mencionaba líneas atrás. Yo, particularmente, hace algún tiempo ya abandoné cualquier esfuerzo al respecto porque me agota. Solo dejo que el tiempo y la suerte hagan llegar a mis manos esos textos que verdaderamente valen la pena. Cuando es así el mismo "boca a boca" de los lectores hace su trabajo y uno va en pos de esos textos. Lo que no significa, obviamente, que me cierre a la oportunidad de un recital, festival, o encuentro poético. Nunca se sabe con qué joyita te puedas encontrar, aunque se trate más bien de un golpe de suerte, sobre todo porque esa mirada crítica que señalo escasea en demasía por falta de lectura. Los mismos "poetas" ya no leen y se nota, por eso insisto en que hay demasiados hacedores de versos que se hacen llamar poetas.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

Nunca confié demasiado de la inspiración. Si bien los poemas de Cura de sueño nacían en cualquier momento del día, como una necesidad muy orgánica y urgente, esto se nutría indirectamente de las lecturas y reflexiones propias de una carrera profesional de Literatura. Ahora que trabajo como editora, leer y escribir ocupan casi todo mi tiempo, solo compartido con la pareja y los quehaceres del hogar, la familia y algunos pocos amigos. Mis proyectos personales siguen por la línea de la creación con la palabra en estos meses, poesía, dramaturgia, narrativa. Busco nutrirme incluso cuando se trata de entretenerse, pues nada más atractivo para mí que el buen guión de alguna serie, película o stand up comedy. Quizás más adelante, con el resurgimiento del teatro, renazca mi vena de actriz y predomine en mi vida otra vez el plano del cuerpo.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

En la época pre Cura de sueño siempre cargaba con un cuaderno y un lapicero porque podía escribir en cualquier momento, y lo hacía generalmente a mano. Después de la publicación del poemario, un poco por la decepción de la poca difusión y rotación de los ejemplares, mis procesos creativos apostaron por otros géneros. De hecho, ganar el Concurso Nacional de Dramaturgia el 2016 fue un espaldarazo para no claudicar como escritora. Sin embargo, nunca abandoné la poesía, que surge en mí a partir de una emoción muy profunda que necesita cobrar materialidad, y por eso decanta en unos primeros versos musicales que poco a poco van creando las imágenes. Me importa mucho el ritmo en un poema, pues hace resaltar esa sonoridad propia de las palabras, que es como su cuerpo mismo. Y en el canto que es el poema este cuerpo tiene que bailar.

Sigo cargando mi cuadernito y mi lapicero para escribir a mano donde sea, pero también me he tomado días haciendo fluir los versos en la computadora. Espero pronto publicar un nuevo poemario que es una recopilación lúdica de lo que he venido escribiendo en estos últimos años; será de edición virtual (le he agarrado cierta fobia a los poemarios físicos, quizá porque son demasiados) y se llamará Las cosas que hice

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