Jorge Díaz-Untiveros:  “Ser poeta no es un ejercicio del ser sino del permanecer. Pocos permanecen, pocos continúan. La poesía es un gran cementerio.”

26.06.2020


CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Vìctor Coral.


-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

Inmerso en la soledad de mi cuarto, en la incomprensión de la edad temprana, leyendo libros de la saga artúrica, cuentos de Valdelomar, pero por sobre todo, de referirme a una primera imagen recuerdo-poético, yo diría el Oro de los tigres, de Borges (la bella edición de Emecé) y las separatas de literatura de mi hermano mayor. Él estaba en la universidad y yo en el colegio: en su ausencia leía sus separatas. Ahí conocí la poesía de Pizarnik, Rilke, Eielson, Sologuren, Adán, y muchos más.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Hay un frase de Bradbury: “Todas las mañanas salto de la cama y piso una mina. La mina soy yo. Después de la explosión, me paso el resto del día juntando los pedazos. Yo la hice extensiva a mi vida. Y, conchudamente, cambio la mina de Bradbury por un coche bomba dejado en mi habitación. Entonces, en algún momento, no recuerdo bien cómo, quise contar la historia de esa recolección de pedazos, de las astillas, de la violencia de la explosión. Así nació mi primer poemario titulado En mi Callar hay un mundo. Publiqué solo en el circuito de la universidad, cosas pequeñas. Respecto de la financiación fue algo conjunto: mis amigos sacaron una editorial independiente, Rayuela, previa a Celacanto, y tuve que correr con los costos de impresión de los libros pero a un precio, digamos, amigable.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

He participado en algunos. Mi opinión es que son válidos desde el punto de vista de exposición, siempre y cuando se mantenga la calidad. Citaré un ejemplo propio: hace años, antes del dominio de la web, y gracias al Copé, conocí excelentes poetas de Puno y Cuzco que no sabía que existían. Colectivos inaccesibles para mí, y que, probablemente por medios convencionales, no hubiera conocido. Poetas que eran lejanos debido a las circunstancias, pero cercanos en sus expresiones y vivencias. No creo que los concursos sean necesarios para una carrera literaria. Además, los concursos son muy sensibles al momento, y eso, muchos escritores de renombre lo saben. Así, existen poetas especialistas en participar y concursar. En rigor, en manejo del timing Ello, claro, es una habilidad. Pero no garantiza que la obra sea excelsa ni que el poeta sea el mejor. En todo caso, para todo concurso y todo efecto, yo me quedo con la terna finalista y las menciones. Es lo más sano.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

En los últimos años hay un fenómeno nuevo: la digitalización de la cultura. Orsai o El buen Salvaje, dan fe de ello. Los grupos de FB que se crean alrededor de la poesía, también. Las webs como La ley de Bartleby apuntalan por ese camino. Todo a un click de distancia. Hago referencia a este fenómeno porque creo que el mismo ha partido en dos a los lectores de la poesía y sus influencias. En primer término, los generación cochebomba como yo (35 años para arriba), navegan entre la selva de este gran parnaso, y casi puedo asegurarte que ya no existe una influencia o idea que prime como sucedía con colectivos como Neón u Hora Zero. Viven esa bastardía a flor de piel: a un poema de Basho le siguen mil traducciones de Wislawa Szymborska, a un cantiga de Alfonso X le continuan poemas de Raúl Gómez Jattin o de Lawrence Ferlinghetti. Por otro lado, tenemos a los lectores de la nuevas generaciones, muy influenciados por el quehacer poético de España (Irene X) o México (Miréya Anieva), algo bastante intimista cuya forma imita la de un post, un escrito para redes, que es su realidad comunicacional básica.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Carlos German Belli, Mario Montalbetti, Antonio Cillóniz, Nilton Santiago, en rigor, por obra publicada y trascendencia.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Las veo como herramientas, aditivos que pueden resultar útiles dependiendo de la propuesta. No me opongo. A lo largo de la historia siempre han existido estos aditivos, sobre todo alrededor de la palabra (pinturas de cuerpo, hogueras, máscaras, tamborines, etc). El ejemplo actual más a la mano de lo que es metaescritura son los mismos recitales de poesía, que se da en recintos en donde intervienen muchos factores externos (luz, música, afluencia de público, escenario acondicionado para tal fin). El solo hecho de pararse frente a un micro sobre una tarima es una performance.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Sí. Muy importante. Todo arte, todo oficio, tiene una teoría. La historia de esta teoría, el desvelamiento de este mecanismo y la auscultación de sus entresijos, muchas veces pasa de largo para los poetas. En ese sentido, el critico es esencial para poder desarrollarse.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

El rasero lo establecen los lectores. Lo bonito de este caos es que enfila el sentido común, la avidez lectora, y, por ende, la identificación de la belleza se agudiza. Ese es el parámetro. Sí, hay mucha literatura, pero que a mi parecer es mala. Pero, salvo algunos likes, no creo que pretendan llegar muy lejos. Es decir, en contraposición al sentido Aristotélico del hacer, de la especificidad de un oficio. No soy nadie para decirle a otro que no es poeta. Esa libertad es propia, además el aprendizaje de ese oficio es el mismo camino. Ser poeta no es un ejercicio del ser sino del permanecer. Pocos permanecen, pocos continúan. La poesía es un gran cementerio.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

Desde que empezó la pandemia no he podido acabar ni un solo libro. Tengo la mente dispersa y fuera de sí. Pero antes de esta situación, era un lector muy inconexo pero a su vez un gozador libre: devoraba lo que me gustaba de manera compulsiva cuando caía en mis manos.Y leía de todo, no solo poesía. Ese fuego se me ha extinguido. Espero que sea momentáneo.

Respecto de la escritura, le dedico algunas horas. El sentimiento del arrebato de inspiración cada vez es menos y cada vez mayor la realidad del trabajo de la palabra como un oficio similar al de los canteros frente a la piedra.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

Escribo de ambas maneras. A veces ceder a lo rudimentario (a mano) activa dentro de uno la vivencia de antiguas novedades, y ello libera nuevas aristas para abordar el poema. Los poemas, a estas alturas, se presentan como ideas. El verso repentino me ha abandonado. Pero luego de escrito el poema, luego de varias relecturas en un lapso de tiempo que pude durar años, reaparece ¨ese¨ verso fulgurante, pero ya no como una estrella fugaz cuyo curso devela las otras maravillas del cielo, sino como el mismo cielo, como el trasfondo de todo lo que ocurre, en este caso, el poema.

-Si quieres puedes compartir un poema inédito.


HIJO MIO

Estás aquí y duermes. Eres maravilloso. Como maravilloso es pensar que antes estabas en cada puesta del sol.

Te hemos conjurado como a un milagro. No, tu importancia es mayor: vienes de todos los hombres y vas hacía ellos. Eres ese primer mortal que se asombró con las estrellas, como también ese otro que vio su reflejo por primera vez en el arroyo. Por ello has traspasado mi corazón desde el principio de los tiempos.

Te miro, el universo baila. Te oigo, y me arrastra esta danza. Te toco y mi mano se posa en el hombro de la tierra.

Mírate en mí y reconócete: a diferencia tuya mi corazón guarda secretos.

¡Mas nuestros corazones no tienen edad!

Joven árbol, en ti nada se marchita. Río temprano, besa la tierra tu corriente, y debido a esa unión, todas las cosas, todas las palabras, son ya alabanzas.

Por ello cada momento es mágico: la luna reflejada en el pozo, la terquedad de las olas, el murmullo de la gente y todas esas palabras que les tiemblan en la boca: padre, madre, amor, amigo, justicia, sueños, libertad.

Ellos también nos acompañan en este lejano viaje: nuestras cartas ya fueron escritas. Hónralos y ámalos. Múdalos a tu corazón. Celébralos como a reinos solitarios.

Mantengámonos esparciendo amor. Seremos la nube para el soñador y la medicina para el enfermo.

Hijo mío, a través de ti, mi corazón se ha convertido en un recinto para todos los hombres.




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