Juan Romero Vinueza: “No creo que ganar un premio te hace mejor o peor poeta. Simplemente, te hace el que escribió el libro (o proyecto) que más le gustó al jurado.”

19.08.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Víctor Coral.



-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

No sé cual sea. Pero quizás parte de mis recuerdos relacionados con lo poético sean las historias que me contaba mi abuelo, entre mágicas e irreales. Pienso en una que nos contó mil veces. Tenía que ver con la guerra contra el Perú en 1941. Él nos decía que a los milicos ecuatorianos, en lugar de municiones les enviaban cubiertos: tenedores, cuchillos, cucharas. Con eso se defendían, según él. Como era de esperarse, perdimos la guerra. Esta fue una situación absurda pero, al mismo tiempo, muy poética. Lo que me impresionaba de todo esto era su lenguaje. Lo decía como si nada, como si fuera normal que en una guerra te defendieras con cubiertos en lugar de balas y cañones. Que yo me asombrase de esa historia, que para mi abuelo no tenía nada de asombroso, fue algo que me marcó para toda la vida.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Mi primer libro lo empecé en el colegio. Quizás en 5to curso. Lo terminé en la universidad. Parte de esos poemas fueron trabajados en clase de Literatura. O, al menos, las primeras versiones salieron de ahí. Fue un proceso irregular, al igual que el poemario. Es un libro de poemas muy misceláneo, con varios registros. Varios de ellos aún me interesan. Yo ya había publicado algunos poemas en revistas y antologías antes de sacarlo. De hecho, publiqué una primera versión de algunos poemas en Pata de araña (2015), una antología poética cartonera. María Auxiliadora Balladares nos invitó a mi y a Azael Álvarez Ramírez para hacer ese libro en conjunto. Fue parte de un proyecto de la UArtes y Dadaif Cartonera, en Guayaquil. Creo que el Revólver Escorpión (La Caída, 2016) lo financié trabajando en una feria del libro. Vendí libros en un stand, cargué cajas y muebles.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

A menos que seas alguien con mucha plata, tienes que ganarte la vida haciendo algo. La mayoría de las veces, ese algo no es escribir poesía. Así que si te ganas un premio, no te cae nada mal. Muchas veces, también es un medio para publicar un libro o realizar un proyecto de escritura. No creo que ganar un premio te hace mejor o peor poeta. Simplemente, te hace el que escribió el libro (o proyecto) que más le gustó al jurado. Los libros de poesía pueden ser buenos, con o sin premio. Y lo mismo para la "carrera literaria": seguro que los premios te ayudan a ser más visible, pero eso no quiere decir que tu obra vaya a perdurar más que la del poeta que no te ganó el premio. Pienso en momento de la poesía ecuatoriana. Hugo Salazar Tamariz ganó el primer premio de un concurso de poesía con su libro Sinfonía de los antepasados. En el mismo premio, César Dávila Andrade obtuvo el segundo lugar con Boletín y elegía de las mitas. A su vez, Hugo Mayo obtuvo el tercer puesto con Caballo en desnudo. Probablemente, los libros de Dávila Andrade y Mayo han sido más importantes para la poesía ecuatoriana, aunque no hayan ganado ese primer premio.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Depende. Siempre depende. En mi caso particular, puedo decir que las lecturas de autores de lengua inglesa han desplazado a mis lecturas de autores francófonos (digo, hablando de mis lecturas que no provienen de una tradición hispanohablante). Pero eso es un asunto de gusto personal. Ahora leo más en inglés. Para responder tu pregunta, te suelto unos nombres: Anne Carson, Wallace Stevens, William Carlos Williams, Kenneth Koch, Frank O'Hara, Charles Simic, James Tate o Ben Lerner. Sin embargo, no creo que sea posible reducir la poesía latinoamericana a la influencia de los gringos, los británicos o los canadienses. Es como si nuestras propias tradiciones no existieran. Es como si otras tradiciones e idiomas no existieran. Claro, solo existen ellos. Esta idea me recuerda a los Óscar, donde las películas extranjeras son todas las que no son gringas o que no están grabadas en inglés. Hay un montón de poesía valiosa en España, en Latinoamérica, en Ecuador. En todo lado mismo. Seguramente, hay muy buenos poetas en Letonia pero no lo sabemos porque no leemos en letón.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Me enfocaré solamente en los poetas "mayores" (vivos) del Ecuador. Intentaré resumirlo. Mi top sería Julio Pazos Barrera, Carlos Eduardo Jaramillo, Iván Carvajal, Antonio Preciado, Raúl Arias y Sonia Manzano. Y digo "mi" porque, probablemente, mucha gente no esté de acuerdo conmigo. Y eso está muy bien. Creo que todos aportaron una cadencia particular a la poesía ecuatoriana. Pazos Barrera es un poeta telúrico brutal, con un conocimiento del paisaje, la flora y la fauna únicos. Jaramillo quizás sea el primer poeta coloquial-conversacional, que no es poco. El lenguaje reflexivo y filosófico de Carvajal ha sido fundamental para las generaciones que siguieron. Su poesía tiene una precisión de relojero. Preciado es el gran poeta de la negritud, y además es un recitador extraordinario. Toda una tradición poética y oral está contenida en su obra. Arias tuvo una presencia importantísima en la poesía de combate del movimiento tzántzico. Su vena irónica y cínica está presente en muchos autores posteriores. A pesar de eso, él debe ser el menos leído de todos los que te menciono. Por último -y me arriesgo mucho-, creo que Manzano quizás sea la poeta ecuatoriana más importante del siglo XX. Sus textos son un quiebre en la poesía escrita por mujeres. En una tradición llena de poetas hombres, Manzano escribe una obra radical e irreverente, en lo poético y lo sexual: un escándalo. Y qué bueno que haya sido así.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Me gusta mucho la transtextualidad, la metaescritura. Creo que, en el fondo, la poesía siempre es metapoesía. Asimismo, me atraen mucho esas propuestas que surgen de lo "no poético". Agustín Fernández Malló ya desarrolló esto. Me encanta que lo haya ligado con la idea de la "basura", de lo "residual". Hay miles de ejemplos. Por otro lado, las diversas formas de (re/trans)creación me resultan inquietantes. Por ejemplo, los trabajos de los mexicanos Ricardo Castillo, Horacio Warpola o Minerva Reynosa, con lo corporal, visual y audiovisual. En el caso de Reynosa, hasta con el videojuego. Y así como estos, hay muchos proyectos que rompen el umbral del formato texto con las (nuevas) tecnologías. Me llaman la atención los "plagios" que hizo la poeta Ullalume González de León. Pienso en los libros experimentales que hace el ecuatoriano Pablo Flores Chávez o en los poemarios que reinventan la historia y los sonidos, como los de Paúl Puma o Balam Rodrigo. Quizás para los puristas eso ni se acerque a la poesía. Vamos, que las corrientes experimentales existen desde hace rato. No es nada nuevo. Guillaume Apollinaire o Vicente Huidobro, por sacar dos nombres.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Todos los poetas estudian la poesía. Quizás no académicamente, pero todos la estudian y la critican. No creo que exista un autor que no haga crítica de su propia poesía. Y más aún, de la de los demás. Si algo son los poetas, son criticones. No importa que no sea una crítica formal, siempre hay opiniones opuestas frente a otros tipos de escritura o estilos imperantes. Y eso está muy bueno porque se puede ver más aristas sobre la escritura. Es imposible que alguien esté escribiendo cualquier género (ya sea poesía, narrativa, ensayo, crónica, etc.) sin que juzgue lo que lee y lo que escribe. Si el ejercicio es solo escribir y dejar salir todo lo que se tiene guardado, eso es una catarsis. Sin embargo, antes de que le podamos llamar literatura todavía tiene que atravesar un camino sinuoso y crítico.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

Esta pregunta podría ser desarrollada muy ampliamente. Pero, yo quiero enfocarme en un asunto. Siempre han existido todo tipo de poetas. Digo, los buenos, los malos, los canónicos, los no canónicos, lo viejos, los jóvenes, y así, ad infinitum. El Internet ha permitido que la poesía sea más visible. Se tiene más para leer, más para aprender. Muchas veces, también se propicia un diálogo con otras personas que leen poesía o que la comparten. Eso está buenísimo. Yo he encontrado miles de joyas gracias a internet. He leído mucho más. Ahora, hay que decir que también se dan fenómenos del capital en la poesía, aunque sea el patito feo de la literatura. Aparentemente, es la que menos se compra. Sin embargo, no creo que sea la que menos se consume. Y hay un asunto muy fuerte con eso de los instapoetas o algunos booktoubers, por ejemplo. Muchos de ellos son malos, pero venden. ¿La poesía que vende es mala? No lo sé. A veces, sí. ¿La poesía que no vende es buena? No lo sé. No siempre. Puede haber buena poesía que vende mucho y mala poesía que vende mucho. Y viceversa también..

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

Diariamente. Más a la lectura que a la escritura. Muchas veces, ni siquiera de literatura. Parte de mi trabajo es edición y corrección. Así que leo muchos artículos académicos, documentos legales, documentos comerciales, y también proyectos literarios. De cierta manera, la literatura que me interesa leer, hedonistamente, es mi huida del trabajo. Huyo de la lectura y caigo otra vez en la lectura, ja. Igualmente, escribo mucho. Luego borro mucho. Pero esto quizás no sea a diario. Por días, tengo ráfagas de escritura. Y, a veces, paso meses sin escribir nada. Pensándolo en horas, quizás lea al día unas 7-8 horas. A veces, más. Pero no todas son de material bibliográfico que quiero leer. Aprovecho el tiempo lo más que puedo. Fue algo que aprendí en el colegio. Como vivía lejos, siempre me demoraba en llegar a cualquier sitio. Además, siempre llegaba mucho más temprano que la persona o personas con las que me iba a encontrar. Era un miedo de si pasaba algo en el trayecto y un posible atraso. Por eso, siempre tenía conmigo un libro de poemas o de cuentos, para leer en mis ratos libres. Era una forma de la espera. Una forma de hacer tiempo.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

Generalmente, escribo en la computadora. Aunque siempre tengo a mano mi celular o una libretita donde anoto ideas que se me vienen a la mente. Sobre todo, frases, palabras. En el mejor de los casos, versos. Creo que los temas específicos los voy constuyendo con el paso de la escritura de varios poemas. Ahí me doy cuenta de que pueden tener relación unos con otros para formar parte de un libro. Otra veces, pienso en la idea general del libro para partir de ella. Puede que vaya resultando y, de repente, ya no me interesa. O encuentro un factor que me llama más la atención y lo empiezo a desarrollar por ahí. Entonces, es como que tengo un vuelco total de lo que, en un inicio,pensé que sería el libro. Mi proceso creativo es cambiante. Hago varias versiones de los libros que escribo. En algún punto, me decido por una de ellas. Además, siempre estoy escribiendo varios libros al mismo tiempo. Ordeno mi cabeza por fragmentos: varios proyectos escriturales saliendo de la misma mente. No obstante, busco que todos sean diferentes. No me gusta repetirme. Entiendo que a veces, es imposible no hacerlo, pero intento no caer en esa tentación.

-Si quieres puedes compartir un poema inédito.


Evolución del correo postal


Todos los días me detengo

frente a una casa en particular.

Miro que está compuesta

por los residuos de una familia.

Debería declararme culpable

pero es mejor no dar señales de vida.

Mejor me acerco al buzón. Así me doy

cuenta de que está lleno de cartas sin leer.

Todas llevan la firma del mismo remitente.

Busco espacio e introduzco una más.

La acomodo como puedo. Se estruja

un poco, como todas las demás.

Terminada la faena, regreso a casa.

Escribo la misma carta y la preparo

para enviármela, como lo hago todos

los días, para recordarme que sigo vivo.

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