Leoncio Luque: “La mirada crítica es importante para el poeta, pero no creo que sea esencial cuando la adulación es el ejercicio para consagrar a los amigos y generar un falso "parnaso poético."

09.06.2020
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral.


Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?
La primera imagen poética que tengo, es conocer a mi padre y detrás de él, un grupo de personas trabajando en la chacra, y mi padre acercándose para abrazarme como un sol deslumbrante y yo diciéndole "inti", ante el asombro de verle por primera vez y compararlo con el sol. Luego, hubo otros recuerdos, como cuando llegué a Lima a los cuatro años y lo que me causó conocer la ciudad a esa edad y el contacto brutal de conocer la noche con sus luces y de no ver las estrellas, y quedarme con el olor del mar, la brisa, la humedad; cuando llegué el año 1968, a vivir cerca al malecón de Miraflores, el basural, el mar y los solitarios surfistas corriendo en las olas. Mi vida está llena de imágenes relacionados con la vida, y la poesía se ha encargado de develar.

Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Estando en el colegio pintaba y escribía poesía, pero sin mucha ambición, más era guiado por el halago de los profesores, que me animaban a seguir escribiendo y pintando, y las buenas notas que me ponían. Pero las imágenes estaban presentes. Fue ya en la universidad que mi vocación se desbordó, al conocer a un grupo de poetas jóvenes con quienes compartí mucha lectura de poesía y narrativa, peruana y universal. Mis primeras publicaciones se dieron en la revista Estro, estando en la Universidad, y a partir de los muchos poemas que escribí, se generó un poemario, el mismo que quemé por decisión personal, con la complicidad del poeta Johnny Barbieri. Y a partir de esta acción de negación de mis escritos anteriores, publiqué con la seguridad de firmar mis poemas en la revista de Noble Katerba, y a partir de esta publicación se gestó mi primer poemario: Por la identidad de las imágenes. Publicar este primer libro fue toda una hazaña, vendí bonos de prepublicación, que no alcanzó para nada, tuve que recurrir a un préstamo para pagar a la imprenta de un amigo que se comprometió imprimir lo más rápido posible, pero el error fue pagar al contado y la historia se complicó, salió después de un año, con pocos ejemplares.

¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

Los concursos de poesía creo que ayudan a visibilizar al autor y su obra y lo digo de manera personal, pero también ayudan a corregir, dar por acabado un poemario, aunque sea circunstancial, ganes o no, un concurso. Nunca me he desvivido por ganar un concurso, y las veces que he ganado, ha sido por una cuestión de casualidad y certeza; no he forzado mi trabajo poético, ni mi libertad de escribir, por un concurso. Además, mi trabajo poético es diverso, nunca me encasillo en un estilo o tema que pueda exigir los premios literarios. El ganar el premio no te asegura nada, más que el premio (dinero) o publicar un libro y la alegría del momento; la vida continúa. Si he participado de los concursos de vez en cuando, no para buscar una consagración ni nada, solo por el hecho de mostrar el trabajo y que lo lean, y si vale la pena publicar; al final todos sabemos que nadie apuesta por publicar un poemario, a menos que lo financies personalmente, ese es el motivo de participar en un concurso. El mayor premio es el hecho de escribir y si hay un lector que se solace de mis poemas, me siento contento y satisfecho.

En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Las influencias poéticas creo que han sido importante desde todo punto de vista y en gran parte desde nuestra tradición poética, ya sea peruana o Latinoamérica; y uno es producto de esa tradición, de todas esas venas poéticas que nos han alimentado. Pero yo creo que a partir de los años 90 el encajonamiento a que estábamos acostumbrados se dispersó, se rompieron las barreras de las parcelas, para la diversidad poética, entiéndase esto como una propuesta personal de los poetas, que se ha visto reflejado en la identidad del lenguaje, la cultura, y un retorno a lo nuestro, a una mirada interior de lo diverso que somos como humanidad y que ha fluido siempre, pero en los 90s se destapó. Mi escritura es todo un proceso de vida que no se repite, y cada libro es un estadio que se inicia, a partir de una mirada interior, vital e intuitivo, donde caben todas las influencias.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Hay poetas a los que conocí de cerca y a otros de lejos. Pero a la edad que tengo, después de caminar tantos años en el quehacer poético y cultural, la pregunta viene a pelo, como para realizar una mirada hacia atrás, y recordar con cariño a Sologuren, Eielson, Varela, Hinostroza, Watanabe, Ramírez Ruiz, Verástegui, entre otros. Pero, sin embargo, quedan poetas muy importantes, como Leoncio Bueno, Belli, Nájar, Aramayo, Cillóniz, Carmen Ollé, Gloria Mendoza, entre otros que vienen aún escribiendo y publicando.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Yo creo que la poética de la metaescritura, es un legado de la tradición, que ha estado siempre presente, tanto en Vallejo, Oquendo de Amat, Churata, por citar a algunos poetas, y lo han desarrollado con toda la naturalidad y yo creo que es válido y necesario, mientras no sean forzadas y encabalguen con coherencia en la escritura poética de quien lo practique. Yo intenté realizarla en algún poemario mío, como parte de una experiencia que ha enriquecido mi trabajo, donde juego con los espacios. El hecho de escribir poesía no nos limita, sino que nos permite tener todas las libertades de experimentar tanto a través del lenguaje como de la forma.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

De hecho, la mirada critica es importante para el poeta, pero no creo que sea esencial cuando la adulación es el ejercicio para consagrar a los amigos y generar un falso "parnaso poético" que a la larga desvirtúa la poesía y a los poetas. Lamentablemente, la poesía peruana no tiene un crítico. Si lo hubo, hoy no hay. Hoy se mira a la poesía peruana desde Lima, a través de una mirada crítica limeñísima y centralista. Y de hecho, es necesaria una mirada crítica que haga una cartografía de la poesía peruana y ponga en valor las obras de los poetas.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

El internet es una plataforma muy importante en estos tiempos, eso es innegable. Pero a la vez ha generado una confusión y una difusión de toda creación; el papel del lector es estar atento, en el sentido de ubicar una buena poesía, y no un panfleto, que pasa desapercibido como poesía. Pero sucede lo que sucede en la vida real, donde muchos son los llamados a escribir o mostrar su poesía, pero el tiempo se encarga de realizar un filtro, de eso no cabe duda.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

La lectura es una delicia, y hay tiempo para leer, cuando se quiere. Y para escribir igual, pero en la noche es mejor, y si es de madrugada excelente, horas en las que escribo, corrijo, reescribo y leo mis poemas con más sosiego, con el eco de mi voz, o en silencio. La práctica de corregir es diaria y la de escribir al mismo tiempo. La inspiración es como una respiración y te sometes a ello; pero el trabajo es lo más duro en la poesía, es agotador poéticamente.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
 

Antes escribía a mano y luego a máquina de escribir; pasado el tiempo, siempre estoy frente a la computadora. El proceso creativo siempre ha sido en el caso mío, partir de un proyecto poético, que se ha complementado en algunos casos con la investigación, y que se ha iniciado con una frase o una imagen, para luego ir fluyendo como la irrupción de un volcán, formando un poemario deforme que con el tiempo y el trabajo duro, va tomando forma. Los temas van cambiando, y creo que tiene que ver mucho con algunas deudas personales o sociales, que son necesario visualizar, y son parte de los demonios interiores que salen a flote, como el hecho de hablar sobre mis ancestros o del lugar donde vivo o de algún personaje histórico olvidado que se vuelve un yo poético, de pronto.

 


distancia

qué desasosiego siente el espíritu en

blandir su porvenir

en este estado de cosas,

en estos caminos de distancias

donde se ve un cuadro asaz y trágico

donde la calle se llena

de piedras que gritan

llena de alabanzas impúdicas

que son lanzados al viento,

y crece en la distancia del reloj roto,

al mediodía.

¿qué vemos en el subterfugio fantasmal

del tiempo carcomido?

¿qué desosiego siente el hombre callado

que germina violento del cordón umbilical,

antes de tiempo,

o en el momento de nacer,

grita,

y el gritar,

es morir o vivir violento,

en esta causa continua del nacimiento,

en que tenazmente llegamos a la vida,

o morimos en la ruta

de la soledad sin retorno

donde elegir,

es morir,

y morir de verdad,

nos devasta,

y como un ser insensible,

dueño de un sueño perverso

en la nombradía de la erizada mañana

en su gloria,

que no es nada,

sin flores, ni mañanas,

pero aceptamos por dentro

la oscuridad del alma

el fuego del infortunio,

la muerte y la distancia,

el dolor de la fiesta negra,

gótica y desértica,

que ante la arremetida del sufrimiento nos grita

que no sabemos pronunciar nuestro nombre.

¿qué desosiego siente el espíritu

al tocar las yemas de mis dedos

donde solo sé ser ciego

y dolor también?



 

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