Luis Eduardo García: “Sería divertido establecer un rasero. (...) se sumerge a la persona en agua y si flota, es poeta; si se hunde, es otra cosa.”
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral.
-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?
En un ensayo que se llama "El cuarto corazón", Mircea Cărtărescu dice que "todos nosotros tenemos un libro perdido en lo más profundo de la infancia, nítido e impresionante en el recuerdo, pero imposible de encontrar en la vida adulta". En mi caso, se trata de un libro de caballos y montañas que mi madre me leía y del cual retengo algunos versos que jamás han querido borrarse de mi memoria: en el principio del mundo/ cuando casi no había nada/ un caballo se casó/ con su novia la montaña/ él era un caballo azul / ella era una montaña blanca/ en el principio del mundo / pasaban cosas muy raras. No he podido reencontrarme con él, pero hace poco caí en la cuenta de que su música y su extrañeza seguramente hicieron un surco muy grande en alguna zona de mi cerebro. Tan grande que terminaría influyendo de manera decisiva en mi vida.
-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.
Fue hace diecisiete años, de modo que recuerdo muy poco sobre el proceso de escritura. Salió con Ediciones del Ornitorrinco, un pequeñísimo sello editorial que armaron unos amigos con una impresora láser y mucha enjundia. En esa primera y —creo— última tirada de cuadernillos, aparecieron también los primeros trabajos de Eduardo Padilla y Gerardo Villanueva, dos poetas que no han parado de hacer cosas valiosas desde entonces.
-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?
Opino que el dinero siempre viene muy bien. Participo y ocasionalmente he tenido suerte, pero no me parecen esenciales. Hacer una carrera poética tampoco me lo parece (Ismael Velázquez Juárez, por ejemplo, está recargado en un árbol a varios metros de la pista de atletismo y aun así es uno de los poetas mexicanos más interesantes de la actualidad). Lo esencial es escribir.
-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?
No hay día en que no lea una nueva entrevista con Anne Carson o Mario Montalbetti (cuando se entrevisten mutuamente algo va a explotar), así que creo que por ahí va la cosa.
-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?
Se supone que hay cuatro o cinco ineludibles, pero francamente no me entusiasman para nada, salvo Ricardo Castillo. Sus búsquedas añadieron libertad, ampliaron el horizonte para los que vendríamos después. Que alguien escriba versos como "todos a menear la cola / hasta sacudirnos lo misterioso y lo pendejo" en el país del "Lleno de mí, sitiado en mi epidermis / por un dios inasible que me ahoga" es pura frescura. Y lo mejor es que después de El pobrecito señor X pudo haberse dedicado a reciclarse a sí mismo, pero ha hecho todo lo contrario. Ese carácter indagatorio me parece admirable y necesario.
-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?
Las disfruto mucho. Mientras más extrañas sean, mejor: gente haciendo música con esqueletos de orcas, ovnis dejando sonetos circulares en los campos de maíz, canadienses almacenando textos en la secuencia de ADN de una bacteria, etc.
-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?
La mirada crítica es importante para el poeta de hoy y para el de siempre. Igual que lo es para un ornitólogo, para un botánico o para cualquiera que esté realmente comprometido con lo que hace. Sin análisis, sin discernimiento, nos quedamos en la superficie de todo. Por otro lado, la mirada crítica suele desdoblarse en pulsos beligerantes que abren paso a escrituras y tensiones imprescindibles para que la poesía siga en movimiento. Pienso en Meschonnic cuando dice: "La poesía no cambia sino negándola. Como el mundo no cambia sino por los que lo rechazan".
-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?
Sería divertido establecer un rasero. Podría funcionar el método casero del que algunos se valen para saber si un huevo sirve o está podrido: se sumerge a la persona en agua y si flota, es poeta; si se hunde, es otra cosa.
-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?
Mis tiempos de escritura son muy variables, a veces unos minutos y otras veces tres o cuatro horas al día (hay que tener en cuenta que escribir también es quedarse varias horas con cara de turista perdido frente al documento de Word). Depende de lo metido que esté en mi proyecto en turno. Pero sí, trato de escribir todos los días así sea un poco. No siempre lo logro. Con lo que respecta a la lectura soy más constante; leo un par de horas por la mañana, otro par por la tarde, y un ratito antes de dormir.
-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
Escribo casi siempre en la computadora. Pero algunas veces el proceso comienza antes, normalmente durante alguna caminata o al lavar los trastes. En el primer caso, grabo con el celular lo que se me cruzó y en el segundo, corro a anotarlo en un cuaderno. Después, ahora sí, le doy forma al poema frente a la pantalla. Pueden comenzar con una imagen, una tonadilla o un tema. Pero debo confesar que muchas veces todo gira alrededor de alguna palabra o frase que me encuentro por ahí y que irradian un brillo especial, como cuando al caminar nos topamos con la cabeza de una muñeca o con una bujía. De modo que tengo poemas acerca de frescos medievales yugoeslavos, doseles arbóreos, zorrillos escalpados, etc.
-Si quieres puedes compartir un poema inédito.
RECEN POR MÍ
Tengo una rara enfermedad que me hace confundir las palabras
como elegía con cacería
y hierbajos
con luciérnagas. Es muy triste
porque una historia simple como
salí de elegía
con mi padre
y después de media hora
divisamos un hermoso ejemplar
de percebe
carece de credibilidad.
Te invito a mi incendio
decía la tarjeta. Nadie puso un pie.
Sólo quiero estar sano. Poder decir
cabeza y no pensar
en campo.
Mira los hierbajos
cómo brillan.