Marisa Martínez Pérsico: “Me interesa la línea ontológica, el cruce de poesía y meditación filosófica. Por eso Hugo Mujica es para mí uno de los poetas más impactantes de Argentina”
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral
-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... ¿de tenerla, cuál es la tuya?
Cuando tenía cuatro años me regalaron un cuaderno de tapa dura de la marca Rivadavia, que es un poco el mito de los cuadernos de buena encuadernación y gramaje en Argentina. Mi mamá me dijo: "Esto sirve para que aprendas a escribir. Cuando sepas el alfabeto vas a poder formar palabras". Le pregunté qué era el alfabeto y me lo escribió. Le pregunté qué significaba cada letra y me respondió que las letras, solas, no significaban nada. Que servían para componer palabras y dar nombre a las cosas. Recuerdo la perplejidad que sentí con esta explicación. La seguí hasta la cocina, insistiendo: "¿Pero entonces qué es un alfabeto? ¿Y qué quieren decir estas letras?". Se impacientó: "Ya te dije: el alfabeto sirve para formar palabras. Las letras solas no tienen ningún sentido". Esta explicación no me confortó. Yo miraba las letras y no concebía que pudieran tener un valor meramente instrumental, me parecía imposible que no tuvieran un sentido autónomo. Esa fue la primera vez que sentí una suerte de misterio, de ansia de desciframiento verbal. Aunque esta imagen no tiene que ver exclusivamente con la poesía allí empezó mi curiosidad por la escritura, por la relación no arbitraria entre las palabras, sus componentes y el mundo. (Una curiosidad: Borges tituló su tercer poemario del '29, Cuaderno San Martín, en homenaje a un cuaderno escolar que también llevaba nombre de prócer. Se ve que estos cuadernos infantiles son inolvidables.) También recuerdo imágenes acústicas tempranas asociadas a la poesía. Desde chica me atrajo su dimensión sonora: me dormía inventando aliteraciones, repitiendo trabalenguas y recitando las jerigonzas que leía en los libros de Lewis Carroll de la colección Billiken. Hay un pasaje extraordinario de Alicia a través del espejo, cuando Alicia conoce a Humpty Dumpty. En un momento este personaje le dice "cuando yo uso una palabra significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos". Alicia le responde: "La cuestión es si tú puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes". Y Humpty Dumpty le da una respuesta que me sigue maravillando: "La cuestión es saber quién es el amo, eso es todo". El poeta, en el fondo, es el amo de los sentidos.
-¿Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. ¿Publicaste poemas en revistas, previamente? ¿Cómo lo financiaste?
Fui a un taller literario entre los 15 y los 18 años y ahí empecé a compartir mis escritos. Gracias a su coordinadora, Laura Coronel, publiqué mi primer poema en una revista de mi ciudad, Lomas de Zamora, a los 16 años (CIA. Creación, Integración y Arte). Gané el concurso de poesía de mi escuela (el premio fue la novela recién publicada de Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios, en 1994) y recuerdo que me hicieron leer ese poema al micrófono ante todo el colegio, después de izar la bandera. Morí de la vergüenza. Fue un modo inesperado y un poco violento de puesta en contacto inicial con un público. En 1998 publicamos, con este taller, una antología que se llamó Caja de fuego; en su presentación participaron Eduardo Gudiño Kieffer y Jorge Boccanera. Luego recopilé todos mis poemas juveniles y me presenté a un concurso organizado por una pequeña editorial llamada Baobab, que contaba con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación, en el año 1996. Obtuve el primer premio, que era la publicación gratuita. Así se publicó mi primer libro, Las voces de las hojas, que salió en 1998. Me dieron 200 ejemplares.
-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?
Sí, alguna vez he participado y todavía participo en concursos de poesía y de ensayo. Suelo perderme las bases, se me pasan los plazos. En ensayo tuve suerte en un concurso organizado por la UNESCO, a los 17 años, que me permitió viajar a Cuba con mi profesora de literatura de la secundaria. Fue una aventura inolvidable: conocer el Centro de Estudios Martianos, el Palacio de la Revolución, los espacios de inspiración de Hemingway, la casa de Martí, más toda la actividad cultural que organizaron las comisiones de cooperación de Cuba y Argentina con la UNESCO durante mi estancia fue una experiencia que me marcó de forma definitiva. El certamen de poesía de Baobab fue importante para poder publicar mi primer libro, y los dos títulos sucesivos, Poética ambulante y Los pliegos obtusos, se publicaron gracias al certamen Arte Joven de la Provincia organizado por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en 2003 y 2004. Obtuve otros premios locales en la Universidad de Buenos Aires (certamen mostrARTE de la Facultad de Psicología en 1999 y 2000), un tercer puesto en el certamen "Poeta revelación" organizado por la revista argentina Plebella(en 2008), con el aval de EUDEBA. Después en España quedé finalista en un par de certámenes que me ayudaron a publicar. Creo que los concursos pueden ser útiles en varios sentidos pero no construyen ni consolidan a un poeta. Un concurso es una ocasión valiosa de organizar los propios escritos, de darle un orden programático a un libro, de difundir el propio trabajo. Pero lo que importa es escribir. El tiempo depura lo que vale de lo que solamente brilla.
-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?
Yo creo que la principal influencia de la poesía latinoamericana sigue siendo la poesía latinoamericana. Tenemos tantas tradiciones poderosas en el idioma, y tantas tradiciones de lenguas en contacto (portuñol, los códigos mixtos español-inglés, el yopará de fusión guaraní-español, las escrituras híbridas de mapuche-español), más las numerosísimas variedades diatópicas del castellano continental, que sigo percibiendo una constante y fructífera "retroalimentación endógena". En el siglo XIX y durante las vanguardias la poesía francesa (parnasiana, simbolista y pura) fue una lectura decisiva como más tarde lo fue la poesía en lengua inglesa (Yeats, Eliot, Pound, la Generación Beat). También la poesía italiana del Novecento fue una usina importante (Pasolini, Pavese, Montale). Actualmente yo veo una mayor atención puesta en la poesía polaca (Adam Zagajewski, Wisława Szymborska), la poesía rusa (rescates de clásicos del XX gracias a nuevas traducciones, de los acmeístas en adelante) o la poesía rumana (Ana Blandiana, Marin Sorescu, Dinu Flămând). Yo declaro mi fascinación creciente por la poesía de Europa del Este, que pienso seguir indagando con curiosidad.
- ¿Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?
Desde Roberto Juarroz, Antonio Porchia y Leopoldo Marechal me interesa la línea ontológica, el cruce de poesía y meditación filosófica. Por eso Hugo Mujica es para mí uno de los poetas más impactantes de Argentina, hoy. Nombro también a Leopoldo Castilla, Paulina Vinderman, Santiago Sylvester y Jorge Boccanera, que tienen voces singulares y ya afirmadas en el canon nacional, y a otros poetas con propuestas disímiles entre sí, pero interesantes: Carlos Aldazábal, Daniel Calabrese, Diego Roel y Jotaele Andrade. Sin embargo, donde mayor potencia lírica y transgresora reconozco hoy es en las mujeres: Eleonora Finkelstein, Laura García del Castaño, Valeria Pariso, Liliana Campazzo, Claudia Masin o Elena Anníbali.
-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?
Opciones válidas y atractivas, pero que no practico.
-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?
No sé si tu pregunta apunta a la crítica literaria como género o como actitud. Un poeta puede perfectamente no ejercer la crítica literaria (me refiero a escribir textos que se encuadran en este género discursivo: reseñas, prólogos, etc.), pero no debería carecer de actitud crítica ni con su propia obra ni con la ajena. Un poeta debería leer muchísimo, y aún más lo que no le gusta ni atrae. Yo leo a los poetas neobarrocos y objetivistas para confirmar lo que no me interesa escribir, para identificar los dispositivos lingüísticos y semánticos que quisiera evitar. Para poder elegir hay que conocer las opciones. La diferencia es muy instructiva.
-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?
Benedetto Croce define al hecho estético como una acertada combinación de contenido y de forma, dice que está dotado de una emocionalidad elaborada estéticamente y que el verdadero artista posee una intuición expresiva que va más allá de la intuición común. Escribir secuencias de palabras en verso no significa, necesariamente, ser poeta. Hay mucha pseudopoesía en las redes sociales como también poetas extraordinarios que comparten sus creaciones por esa vía. El rasero o parámetro que uso para diferenciar un hecho estético, una ocurrencia azarosa y un fenómeno comercial es mi experiencia lectora.
-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?
Leo y escribo todos los días, en distintos soportes. Vivimos circundados de discursos, pero depende de si les prestamos atención o no. Todo lo que escucho o leo, desde los ingredientes de un frasco de mostaza hasta la última traducción de Emily Dickinson, es candidato a convertirse en literatura. Tomo apuntes aislados cada día.
-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?
Voy tomando apuntes en el borrador del teléfono. Los estímulos pueden ser internos o externos, pueden venir del recuerdo, la emoción, o una escena callejera. Y una vez por semana vuelco esos apuntes aislados a mis cuadernos; tengo varios cuadernos de distintos colores con esta recolección. Cuando siento que ya tomé demasiados apuntes, los clasifico y me pongo a escribir en papel. Hay algo del azar y del montaje en mi elaboración poética.