matrimonio místico del sentido y el sonido
leo en un ensayo esta frase feliz. aunque no sé qué tan posible y cierta sea. (se me viene a las mientes algunos versos de Silesius y De La Cruz. también mis ya lejanas clases de lingüística --pero esto ya no es tan importante). sonido y sentido, naturalmente, coinciden en castellano raramente. espuma. el sonido de la palabra semeja el significado de ella. desliz suena a algo que se escurre, que se escapa de un discurso concatenado. y así. pero, y aquí viene la primera pregunta:
¿a alguien le importa el acuerdo entre sentido y sonido luego de ese portento llamado Finnegans Wake?
Irá corriendo alguien a la biblioteca de París a presentar su carta de protesta frente a las sobreambigüedades de Stéphane Mallarmé? o ¿más bien haría bien la academia en estudiar y dar a conocer lo más claramente posible el lado oscuro de estos poetas? Estoy seguro de que habrá más allí de lo que que lo que los mismos críticos, y algunos poetas, erigieron alrededor de un maestro indudable, y un mediático malgré lui. Nada me convence de lo contrario: Mallarmé sigue siendo ese clavo al rojo vivo orbitando alrededor de un mundo cada vez menos imaginativo y permisivo. Pena por aquellos que se pierden el sentido y el sonido de la poesía de un Dante, de un Mallarmé, de un Vallejo. Sus oídos serán clausurados en vida y no es poco ello.