RODOLFO YBARRA: “Escribir es joderse la vida. Te quita el sueño, te arrugas, pierdes fuerza, hasta tu mujer te deja porque ya no le puedes dedicar más tiempo. Así de crudo es esto.” 

12.08.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Víctor Coral.



-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

Imagino que mi primera imagen poética es sentado sobre una banca y mi madre dándome de comer a la fuerza. Esa ternura y su contraparte en un mismo acto eran poesía pura. De ahí pasé al colegio donde me gustaba aprenderme de memoria los poemas al día de la primavera o el "día del indio" (así se llamaba en esos tiempos al "día del campesino") o el día de la patria que siempre me generaba sentimientos encontrados y repulsión y porque además yo estudié en un colegio regentado por el gobierno argentino y tenía que cantar a la fuerza el himno que no era de mi país. Una locura total y cargaba una insignia con la bandera del país del argento. Pero también mi primera imagen podría ser el día que me enamoré por primera vez de una chica que tenía novio. Y el acabose, pues, porque encima el tipo era mi amigo. Y así, en esos entuertos y pasiones juveniles, fui escribiendo mis primeros textos poéticos dedicados a musas impúberes, nínfulas, que seguro la poesía les eran tan insulsa como una flor seca dentro de un cuaderno.
Ya en la secundaria mis primeros libros de poesía llegaron de una forma extraña. Recuerdo que mi hermano tenía una enamorada que trabajaba en una imprenta y un día trajo a casa un libro mal pegado que habían desechado en la imprenta y me lo regaló. Era un libro del poeta Santiago Aguilar, recientemente fallecido. Y así me fue trayendo otros libros desechados, que fui coleccionando. La mayoría eran de poesía y así fui armando mi biblioteca. Cuestiones del destino o de entender que la poiesis me preparaba el camino para no desrumbar o ir por otros lados.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Mi primer libro es La Túnica de Ankou, ángel de la muerte, pero que al parecer pasó desapercibido porque fue de manera artesanal y lo distribuí solo con los amigos en papeles engrapados y algunos tenían más poemas que otros. Una edición desigual y a gusto del cliente. Oficialmente mi primer libro es Sinfonía del Kaos, un libelo que salió en 1993 y que se presentó en mayo del 94 gracias al apoyo de Arturo Corcuera que era director del Instituto Cultural Peruano Ruso y a quien le gustó mucho mi libro y me dio todo el apoyo inicial, incluso me respaldó en hacer un concierto con muchas bandas como Del Pueblo, Los Mojarras, el desaparecido Combustible de César N, Azules Moros y otros. Y además me sugirió que cambiara mi nombre: "Rodolfo V. Ybarra" por solo "Rodolfo Ybarra". Y también claro, recibí el apoyo de otros escritores, como Cronwell Jara que escribió un texto bastante bondadoso que muchos seudoamigos quisieron ocultar y no lo publicaron en ningún lado. Bueno, así es el submundo literario.
No sé ni cómo lo financié. Creo que trabajé duro para pagar las armadas de este libro y una parte no se pudo cubrir jamás como Nietzsche cuando publicó Más allá del bien y del mal y tuvo que agarrarse a golpes con el editor. Eso es la realidad de un poeta en Perú. Y porque, pues, "la poesía no vende". Y por eso mismo, años después, terminé escribiendo cuentos, ensayos y novelas que es lo que, de alguna forma, me ha "mantenido" crematísticamente y hasta me han pagado en dólares por publicar cuentos.
Definitivamente, la poesía podría llevarme al fracaso, como decía Enrique Verástegui.

Lo otro es la odisea de buscar mecenas. Y, pues, como ando peleado con medio mundo por decirles sus verdades, prefiero ir como los monjes del tibet y convertirme en un bonzo literario y autofinanciarme así tenga que trabajar de lo que sea y al destajo.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

He participado en algunos concursos literarios. He ganado unos, como el Concurso Nacional de Poesía organizado por la municipalidad de Lima con mi libro Carne Humana o el segundo puesto del premio "José Watanabe" (2008) y he sido finalista varias veces en el premio Copé. Y, cómo no, he perdido otros. Pero francamente hace más de una década que no mando nada a nadie y me he alejado porque considero que uno debe escribir sobre todo para sí mismo. Por lo que se deriva que mi "carrera poética" (¡qué expresión tan de estos tiempos!) no está sostenida solo en "premios literarios" ni lo considero como un "curriculum vitae" de nada. Pero respeto a quienes están persiguiendo concursos para agenciarse unas monedas y seguir en la brega. No obstante, para mí sería solo un pretexto y no un fin. Si participas de concursos literarios no te creas el cuento de que eso te hace "poeta mayor", solo estás acumulando cartones, medallas, charreteras y demás preseas, pero la poesía siempre es otra cosa. Total, ni Rimbaud, ni Ginsberg, ni Borges ni Vallejo ganaron nada.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Estoy y no estoy de acuerdo con la "nueva poesía" neobarroca o los que descubren la pólvora sobre las cenizas de Lezama Lima. Y de hecho he sido un gran lector de la poesía norteamericana y de la poesía inglesa más que de la española, salvo Góngora y Argote y Quevedo pasando antes y después por García Lorca y bailando huayno sobre el siglo de oro de la poesía españolísima. Sin dejar de lado aquí a Colónida y a Hora Zero y otros por ahí. Pero francamente después de leer tanta poesía joven lo único que reclamo es que aspiren a escribir perfectamente un soneto o un haiku. Y es que ahora todo es remake y remasterización o resenmatización. Nada nuevo bajo el sol. Y no solo por la poesía en sí, sino porque no hay teoría de la poesía, no hay libros de gente que pueda sostener teóricamente su propia obra o la ajena. Y porque, además, a la gente ya no le interesa nada. Solo acumular libros o amontonar texto, así estén mal escritos o "rompan con el lenguaje" o la "lingüística". No hay nada o hay poco aquí. Y mejor quedarse con los teóricos del lenguaje, con Saussure ("las costumbres de una nación tienen repercusión en su lengua y, por otro lado, en gran medida es la lengua la que hace la nación"), Voloshinov o Bajtín, con la gente del constructivismo de Praga, el cognitivismo, el conductismo, el conectivismo, etc., con los del verso proyectivo de Olson, la escuela del Black Mountain College, etc., etc.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Los poetas vivos más importantes de mi país son los poetas muertos. Oquendo de Amat, Vallejo, Martín Adan, José Emilio Wesphalem, Blanca Varela, Rodolfo Hinostroza, Antonio Cisneros, Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz, etc. En contraposición a los poetastros ya encallecidos y envejecidos que dan pena y vergüenza ajena como Irigoyen hoy metamorfoseado en "crítico literario". Eduardo Rada, un poeta que quería ser "masivo" y terminó en el olvido leyendo poesía solo en su casa. Gustavo Faverón, un escritor privado de lo elemental: saber escribir y con aires chocanescos cuyo horrendo poema a las patitas de la hormiguita sería su nom-plus-ultra-poéticus y que hoy ha mutado inversamente y en bullicioso autobombo personal se ha disfrazado de novelista con el respaldo y crítica de sus propios amigos y adláteres, lampreas y oxiurus personales.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

Ahora todo es "meta" o "post", "anti", etc. Yo tengo poco o nada que decir. Solo apuntar que estamos en el tiempo del "todo vale" siempre y cuando se pueda argumentar o "curar" de una manera tal en que el espectador o lector no se sienta defraudado (o estafado). También que todo esto da espacio a gente advenediza o "experimentadores" del dos por uno. Y te venden gato por liebre. Y claro, también, que todo esto ya se ha hecho desde muchos años atrás. El grupo CADA con Raúl Zurita lanzaba poemas desde un helicóptero y la poesía visual siempre ha sido visual desde los datzibaos chinos que se ponían en las calles para que la gente los leyera. O los bardos del medioevo que iban con las guitarras cantando sus poemas. Entonces de qué estamos hablando. En todo caso, la poesía se re-re-resemantiza, se disloca, se explaya, se consume, se distribuye de otras maneras que ya han sido usadas. Y lo metaescritural es siempre escritural. O es como debiera ser. Y aviso que estas formas también están infectadas por cierta gente que al no tener talento en la pluma se van por la tangente del escándalo o el color y donde la poesía brilla por su ausencia. Ejemplo decenas de poetas que desarman su texto ni siquiera como lo haría Toro Montalvo en su "Las crías de los huevos de mármol, Especímenes y Torres y praderas de Machu Picchu" siguiendo a Apollinaire.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Lastimosamente en Perú no hay crítica literaria. Lo que hay son gacetilleros, gente improvisada que escribe cuartillas y deja unos cuantos renglones para beneficiar a los amigos u obtener cierta sinecura o prebenda. Algún comentario por el cual pasará a cobrar el vuelto. No obstante, es necesario e importante decir que la crítica literaria, si es que existiera, es como un freno ante la mala poesía y los poetastros de moda. Y ya no hay vuelta atrás y no hay más, Mario Moreno Jimeno, Desiderio Blanco, Luis Alberto Sánchez, etc., etc. Lo otro es bulla o entropía. También hay que apuntar que la "crítica literaria" es otra carrera o profesión en sí. Esto no significa que para hacer CL hay que ser poeta, narrador o novelista. Es como un crítico de cine que no hace cine o un crítico de teatro que no hace teatro ni guiones. Es decir, hay otros mecanismos para desempeñarse como crítico que no pasan necesariamente por dominar, en la práctica, el asunto criticado. Una visión más exógena que endógena, pero cuyo cuidado y meticulosidad nos van a entregar una mirada aguda y valiosa. 

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

A inicios de los noventas, hubo grandes recitales de poesía y todos fueron masivos, tanto por la cantidad de público que escuchaba como los que leían. Los grupos de poesía, llámese Neón, Noble Katerva, Geranio Germinal, Aedosmil, etc., convocaban a su propio público que, en su mayoría, provenía de las universidades. Incluso se realizó una "Poetón" con cerca de 500 (quinientos) poetas que leyeron sus textos. Este preámbulo, por decirlo de alguna manera, de lo que fue la aparición de la internet, avizoraba ya cómo sería el panorama.

El que ahora se escriba un poema y se publique en las redes, no lo hace "poeta" a uno, como tampoco aquel que publique un texto filosófico lo hace "filósofo". Lo que ocurre es que hay una falsa percepción de los "likes" o el "me gusta" de la gente, lo que genera una aparente aceptación y/o celebración de esos textos y una "realización" fantasma, una especie de efecto placebo del éxito literario. Y claro, porque es más fácil llegar a hacerse de un público y seguidores de esa manera que escribiendo a conciencia o con corrección. Bajo el concepto de la internet, todos son "poetas" y a la vez, nadie es "poeta". A esto se suma el amiguismo o las camarillas que se protegen y se blindan entre ellos, grupitos de señoritas que se dan likes y se recomiendan entre ellas y/o grupitos de poetas fracasados que entienden la cuestión de masa como una necesidad para maquillar deficiencias y escamotear falsa de talento. Y así, la mediocridad siempre encuentra espacio y camina poniendo escudos y en mancha. Yo prefiero caminar solo. Soy un lobo estepario, un émulo del viejo Sidharta caminando por el centro de Lima. Y, aún así, también me río de esto porque la poesía siempre será un ideal y quien quiera poesía tendrá que conformarse con el podría ser. Nunca con el es. La poesía se diluye con el es porque es y será una búsqueda permanente.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

Siempre he pensado que la poesía es como un trabajo más y hay que sentarse, pues, a escribir. Y quizás más a leer que es la parte pasiva de esta relación dicotómica leo/escribo. Antes dormía con un cuaderno y me despertaba en la noche sobresaltado y escribía todo lo que mi mente semidormida dictaba. También escribía en las paredes y en las servilletas como buen escribidor de cantina. También he escrito en el carro y en la "mula" que me llevaba a la universidad. No paraba de escribir. Siempre fue un trabajo a tiempo completo. Sin más ganancia que el sentirme bien. De esa forma llené un sinnúmero de cuadernos que espero decodificar y pasar a limpio algún día. Y esto quizá es lo que me ha dado un zócalo sobre el que empinarme y decir lo que digo. Ahora, en lo que respecta a los dictados de la inspiración, tengo que decir que funciona en la medida que mientras llega eso estés haciendo algo. Es como los que le rezan a un santo pero no hacen nada. Y, pues, el milagro ocurre porque haces algo. Y escribir es joderse la vida. Te quita el sueño, te arrugas, pierdes fuerza, hasta tu mujer te deja porque ya no le puedes dedicar más tiempo. Así de crudo es esto y no un pasatiempos que vamos a rellenar dibujando letras de molde en un cuaderno espiralado marca "Justus". Bah. Así no se hace poesía.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

Tengo varias variantes por mi misma condición de hacer también otras cosas como tocar guitarra, bajo, saxofón, harmónica, zampoña, wakrapukuy, pututu, etc., y por tener que estar en trabajos con fines de autosostenimiento y la familia, pues. Entonces los tiempos ahora son limitados. Y no como antes que estaba dedicado 24/7 a la poesía escribiendo y leyendo todo el día tirado en una hamaca o al borde la piscina o mirando el mar en la tarde y esperando el sunset. Siento que me aburro escribiendo de una sola manera. Es decir, escribo con lápiz, con lapicero, con plumón, sobre cuadernos, sobre hojas sueltas, sobre cartones y sobre cuadernos de música y de dibujo. Tengo una vieja computadora y tres laptops destartaladas y escribo como sea. Y cuando escribo es cuando siento que estoy en la naturaleza venciendo a los leones del marasmo. Así indefectiblemente, los poemas surgen como flores en un macetero. El mundo me impacta terriblemente. O mejor dicho, lo que sucede en el mundo me tiene en total estado de alerta. Y más ahora con esta peste que posiblemente haya sido creada en un laboratorio. Siento que escribo sobre la realidad, pero no me es ajeno el mundo ficticio o el mundo paralelo o lo que llaman el multiuniverso. Pareciera que yo anduviera con una malla de cazar mariposas tratando de atrapar versos, imágenes, tropos, etc. A veces me sirven y a veces no. A veces lo añado a mi lenguaje diario y a veces lo convierto en una ficha bibliográfica como el condimento de una comida que se usará cuando se merezca o amerite.

-Si quieres puedes compartir un poema inédito. 

SI YO TUVIERA SOLO UN PODER MÁGICO PARA CAMBIAR LO QUE YA NO SE PUEDE CAMBIAR, le depilaría las cejas a Frida Kahlo, le cosería la oreja a Van Gogh, le enderezaría los ojos a Sartre y de paso a Aldous Huxley. Le arreglaría la espalda al jorobado de NotreDame, las piernas al acondroplásico de Tolouse Lautrec y la papada al mostrenco de Alfred Hitchcock También le pondría pelo a Picasso y le alargaría más los bigotes a Salvador Dalí. A Marilyn le regalaría pelucas de colores. Le cortaría el cerquillo y le regalaría un cuerpo ortopédico a Betty Page, a Betty Grable y a Betty Blue. Le cambiaría el licor por jugos de fruta o yogurt a William Blake, Dylan Thomas y al viejo Bukowski. Le compraría una bolsa de panes a Vallejo. Le apagaría las hornillas a Silvia Plath. Sacaría a pasear al perro de Nietzsche y al gato de Cortázar y de Pérec. Le escondería la escopeta a Hemingway y a Burroughs y el revólver a Arguedas. Le enseñaría a flotar con piedras en los bolsillos a Virginia Wolf. Le regalaría unglobo aerostático a Saint Exupéry. Le daría un espacio de mi casa a Dostoievski. Le devolvería la vista a Borges y los oídos a Bethoven. Le escondería las espadas a Mishima y las pastillas a Alejandra Pizarnik. Pasearía con Pasolini por las calles rosadas, solo para que nadie lo moleste. Sacaría del loquero a Ezra Pound, Antonin Artaud, Panero y Martín Adán. Rescataría a García Lorca del paredón de fusilamiento y le invitaría un café junto a Dalí y a Buñuel. Le curaría la artritis a Renoir. Le curaría la TBC a Antón Chéjov, a Guy de Maupassant, a Dashiell Hammett, Gorky, Kafka, Keats, D.H. Lawrence, George Orwell, Moliere, Rousseau, Schiller, Voltiere, Walt Whithman, etc. Le abrocharía el cinturón de seguridad a James Dean. Le patearía el trasero al diablo para que no moleste más a Baudelaire o a Edgard Allan Poe; y le daría otra patada a dios para que no atormente a santa Teresa de Jesús. Y después me pondría a escribir una carta en papel Japón que hablara de estas cosas que sé perfectamente no podré hacer jamás.

Rodolfo Ybarra

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