Urayoán Noel: “La poesía latinoamericana es en español, en inglés, en Spanglish, en lenguas indígenas y creoles, en píxeles y en mp3, para libros y para performance, para todo el mundo y para nadie.”

24.05.2020

CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"

Por Vìctor Coral.

-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

Recuerdo el calor del mar de mi Puerto Rico, su sal, su espuma, la manera en que cielo y agua se confunden. Lo asocio con mi adquirir consciencia de la sinestesia, de una experiencia más allá del lenguaje convencional, y con llegar a la poesía como búsqueda de un lenguaje del cuerpo y su memoria que propone nombrar lo innombrable.

Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Mi primer libro fue Las flores del mall (2000), un libro casero que publiqué poco después de establecerme en Nueva York. Ya había publicado en un par de revistas en Puerto Rico y empezaba a publicar en Nueva York. A nadie en Puerto Rico le interesó el manuscrito (no había la variedad de editoriales pequeñas y alternativas que hay ahora), o sea que lo hice por mi cuenta bajo el sello Ediciones Alamala. Lo financié yo mismo y lo abordé como libro-objeto con espíritu punk: fotocopias, una cubierta de alfombra plástica con puyitas de esas que usaban nuestras abuelas para proteger los muebles, tuercas para sujetarlo. Varios amigos y vecinos en Nueva York me ayudaron con el ensamblaje, en especial Libertad Guerra y Monxo López, quienes también contribuyeron con dibujos y ayuda editorial. Con Libertad en los teclados y Monxo en la guitarra, hicimos performances en Puerto Rico y Nueva York para promover el libro.

-¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo que llaman una "carrera poética"?

Casi nunca participo en ellos, ya que entiendo que mi poética particular (a menudo bilingüe y performática) está muy alejada de lo que buscan y valoran los concursos. Aunque cuento con el privilegio de una carrera como profesor de literatura en Nueva York, la misma depende de mi obra crítica, no de mi poesía (ni traducciones, ni performances). La poesía puertorriqueña siempre ha sido marginal en el contexto latinoamericano, sin hablar de la tradición diaspórica Nuyorican que ha sido medular para mí. En general, los poetas que me han inspirado no son los que hicieron carrera a fuerza de concursos, aunque en teoría le veo valor a los concursos anónimos en cuanto visibilicen otras poéticas, más allá de los fósiles de la ciudad letrada europeizante. En Estados Unidos es hasta más complicado, porque a menudo hay que pagar por concursar; prefiero usar mi dinero para apoyar a editoras que están promoviendo esas otras poéticas.

-En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Me resulta difícil hablar en términos generales sobre "la poesía latinoamericana." Además, como poeta y crítico radicado en Nueva York, complicaría ese desplazamiento binario. ¿Qué hacer con el Salomón de la Selva de Tropical Town (1918), escrito en inglés y publicado en Nueva York, o con Al que quiere! (1917) y otros libros translingües de William Carlos Williams, cuya madre era puertorriqueña? ¿Y qué de la poesía de la frontera entre México y Estados Unidos, con sus siglos de cruces lingüísticos? A mi juicio, la poesía latinoamericana nunca ha sido ni puede ser un mero relevo entre las lenguas del imperio (lenguas "vehiculares," como las llamaba Glissant): hay que descolonizarla desde sus fronteras y diásporas. La poesía latinoamericana es en español, en inglés, en Spanglish, en lenguas indígenas y creoles, en píxeles y en mp3, para libros y para performance, para todo el mundo y para nadie. Recientemente, traduje al inglés al poeta guatemalteco Wingston González, y me alienta ver otras influencias y geografías posibles en poesía como la suya, con su asombrosa y refrescante fusión de animé, hip-hop y culturas expresivas garífunas. Hay muchas tradiciones, muchas poesías latinoamericanas posibles, plurales y no monolíticas.

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?

Lo de la importancia es complicado. Hay poetas que han sido importantes para mí pero que no son muy visibles dentro de los marcos nacionales (por ejemplo, el performer y poeta visual y sonoro nuyorican Edwin Torres), así como poetas de importancia histórica que no me han marcado mucho. Algunos poetas reconocidos a quienes leí detenidamente de joven son: Esteban Valdés, Lilliana Ramos Collado, Joserramón Melendes, Áurea María Sotomayor, Mayra Santos Febres, Etnairis Rivera, Yvonne Ochart, Vanessa Droz y Vicente Rodríguez Nietzsche. Otros menos conocidos son Lourdes Vázquez, Roberto Net Carlo y Edgar Ramírez Mella. Entre los más jóvenes figuran José Raúl González ("Gallego"), Kattia Chico y otros incluidos en la antología de Nicole Cecilia Delgado y Mara Pastor, así como Raquel Salas Rivera, Francisco Félix y Kelly Díaz. Entre los poetas de la diáspora que escriben mayormente en inglés, leo con frecuencia a Víctor Hernández Cruz, Willie Perdomo, Sandra María Esteves, Magdalena Gómez, Lorraine Sutton, Aracelis Girmay, Vincent Toro y Joey de Jesús. Muchos de estos poetas combinan una sensibilidad urbana con una orientación hacia la innovación formal, dos aspectos que enfatizo en mi poesía. He aprendido y sigo aprendiendo mucho de cómo la poesía puertorriqueña (re)articula los lenguajes del cuerpo social desde el archipiélago y sus diásporas.

-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc.?

Me acerco en mi trabajo a la poesía sonora y visual, pero no las veo como necesariamente metaescriturales. Hace años que mantengo Wokitokiteki, un vlog de improvisaciones poéticas que hago en mi teléfono mientras camino. A menudo transcribo las improvisaciones y las publico como poemas en revistas o incluso antologías, buscando desatar una poética de la transcripción como traducción mediada que no deja de deberle algo al Neruda de "Walking around." También he explorado los meme-poemas, que combinan imagen y texto, así como los cruces entre instalación y performance. No creo en fronteras para la poesía; la entiendo como una manera de habitar.

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

No veo ninguna relación necesaria entre una cosa y la otra. Me han inspirado poetas que son grandes críticos (Aimé Césaire, Haroldo de Campos), así como otros que abordan un proyecto crítico contrainstitucional y descolonizador desde la poesía misma y su relación con el cuerpo (Pedro Pietri, Angelamaría Dávila). Además, como poeta y crítico, me identifico con poetas que complican la relación entre creación poética y crítica mediante textos que exigen nuevas maneras de leer (pienso en Glissant, Gloria Anzaldúa, Lezama Lima). Me interesa pensar en la crítica como práctica creativa y en una poesía que no cede su función crítica, su capacidad de interrogar y re-imaginar.

-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?

No creo en legislar. Quien se sienta poeta, pues que haga lo suyo.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

No escribo todos los días y he pasado semanas y hasta meses sin escribir de forma seria, pero siempre estoy pensando en algo, leyendo, tomando notas (sea en libretitas o en el teléfono), tomando fotos, traduciendo, trabajando un ensayo, ideando performances o colaboraciones, o algo por el estilo.

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

De todo un poco. Escribo a mano, en el teléfono, en la computadora, y hasta tengo una Smith Corona para cuando me abruman las pantallas. Ahora con lo de la pandemia, he estado escribiendo en tarjetas postales, inspirado en el arte postal de Ulises Carrión y otros. Los poemas surgen de diversas maneras. Cuando escribo en formas clásicas como la décima o el soneto, a menudo hay una rima que suscita una cadena o pie forzado, o en el caso de formas que no domino tanto (lira, double dactyl, cuaderna vía, oda inglesa, etc.), dejo que el sonido me guíe y voy rellenando poco a poco, hasta que me acostumbro a la forma y el texto va adquiriendo más naturalidad. En el caso de las improvisaciones del Wokitokiteki, todo surge de mis reacciones a lo que veo al caminar y a mi experiencia del cuerpo y la voz. También escribo textos de índole conceptual, donde el concepto mismo me guía: por ejemplo, poemas anagramáticos o palíndromos, textos vocálicos al estilo OuLiPo, o traducciones homófonas de Vallejo, Sor Juana, el diepalismo puertorriqueño y otras poéticas latinoamericanas de ruptura.

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