Xavier Oquendo Troncoso: “En cualquier momento el "poeta" se vuelve novelista o ensayista. Incluso he visto casos más impactantes de poetas que se han vuelto actores, economistas o acróbatas. Yo defiendo el oficio del poeta...”

12.06.2020
CICLO DE ENTREVISTAS "CUARENTENA POÉTICA"
Por Víctor Coral.


-Muchos poetas suelen tener una imagen poética primera. Algo así como el primer recuerdo relacionado con la poesía, un escenario poético, una visión... De tenerla, ¿cuál es la tuya?

Tengo claro el momento en que decidí ser "poeta". Antes de ello, en mi niñez, siempre quise ser cantante de pop y por eso decía escribir canciones que tararareaba con mis amigos. Sin embargo, nunca pude acompañar esas "letras" ingenuas y cursis con un instrumento musical. Cuando tuve 14 años, en una clase de colegio, un profesor de investigación (y no de literatura) leyó una de estas "letras" y dijo que eso no es una canción, si no un poema. Desde ese día me justifiqué en ese oficio absolutamente desconocido y dificil y, gracias a ello, pude sobrevivir a una adolescencia mordaz, a una timidez poderosa y a un silencio solitario, y dedicarme a esta actividad y a toda su parafernalia, hasta la actualidad.

-Cómo fue el proceso de escritura de tu primer libro. Publicaste poemas en revistas previamente, cómo lo financiaste.

Fue un momento traumático, un desliz doloroso, pero lleno de aprendizaje. Salido del colegio, cumplidos los 18 años, y entrando a la Universidad para estudiar Comunicación Social, mi primera carrera, se me ocurrió reunir unos pocos "poemas" en un cuadernillo grapado y hecho artesanalmente. El producto era un "mamarracho" sin ningún mérito literario. Alguna gente atacó (con justa razón) mi osadía juvenil y hasta recibí burlas. Pero aprendí la lección. Tres años después publiqué otro cuaderno, al que considero, mi primer pespunte poético (era el año 1993). Para ese tiempo ya había explorado mínimamente algunas poéticas locales y universales. Comencé muy joven en el oficio de la poesía y en la gestión cultural. Y claro que niego esos primeros poemas, y también algunos más.

¿Qué opinas de los concursos de poesía? ¿Participas de ellos? ¿Crees que es esencial para hacer lo qu llaman una "carrera poética"?

En algún momento de mis 20 años participé en concursos universitarios o nacionales, allá por los años 90, también conseguí alguna mención para uno de mis libros en un premio municipal de la ciudad de Quito, pero no he sido muy a fin a ellos. Como siempre he estado en el medio poético local de mi país, en varias ocasiones me he enterado de algunos fallos anticipados, algunos favores pagados con premios, entonces no les tengo mucha fe. Además, en estos tiempos me demoro muchísimo en terminar un libro y, cuando lo estoy terminando o revisando, ya algún editor me ha ofrecido publicarlo, entonces no hay tiempo para que participe. Muchos autores de mi generación han sido visibilizados por los premios, de hecho hay algunos que escriben libros para ese fin. Cada carrera literaria tiene su historia y los premios son una anécdota más de esa vida.

En términos generales, desde la segunda mitad del siglo veinte la gran influencia de la poesía latinoamericana se desplazó de la poesía española hacia los clásicos del idioma inglés (Eliot, Pound, otros). ¿Cuáles crees que son las influencias actuales?

Ahora es mucho más facil el acceso a poéticas variopintas de occidente y, me parece, que las influencias corren de manera distinta en el tiempo: es la época de lo "líquido" y lo mediático: los poetas cambian de registro con máyor rapidez y sus referentes son movibles. Hay una cantidad de fusiones y formas convencionales. Creo que la poesía escrita en español sigue siendo imprescindible en la poesía latinoamericana (desde la nueva sentimentalidad de Ángel Gonzalez y García Montero hasta la poesía de la inteligencia de Antonio Gamoneda, o el gran manejo de la lengua de Juan Gelman, por poner ejemplos muy evidentes). Sin embargo, también tienen gran importancia los discursos poéticos de grandes figuras de la poesía norteamericana -sobre todo- o voces de poetas mujeres muy poderosas (Szymborska, Randall, Carson, Pizarnik, Orozco, Peri Rossi, Villariño, Bonnett, García Valdez, Perez-López, entre muchas otras).

-Cuáles son para ti los poetas vivos más importantes de tu país y por qué?
Creo que la poesía ecuatoriana ha sido la más injustamente leída por los propios y ajenos en nuestra lengua, al menos en Sudamérica. Pese a que hemos tenido estudiosos en el oficio, no hemos logrado crear una identidad que nos enorgullezca o nos posicione y nos permita citar nombres de la tradición poética (como sucede en casi todos los países de América del Sur). Además, el poeta ecuatoriano joven es un tanto "acomplejado" a la hora de valorar la poesía escrita de su país. Prefiere siempre ver de la frontera para afuera. Yo he estado muy cerca de la poesía ecuatoriana de las generaciones del 50, 60 y 70 en el Ecuador y creo que merecen ser leídos en serio, para reconocer en ellas una verdadera pléyade de poetas en el Ecuador. He hecho algunas antologías de la poesía ecuatoriana para varios países en Europa y América Latina y estoy convencido de su fuerza, de su originalidad, de su relación con las nuevas corrientes. La lista es larga. Sin embargo, citaré algunos nombres que son imprescindibles en la poesía ecuatoriana contemporánea a partir de la segunda mitad del siglo XX: Tomando como primera posta los poetas de la vanguardia como Jorge Carrera Andrade, César Davila Andrade, Jorge Enrique Adoum, Efraín Jara Idrovo. Y siendo justos con la poesía de la generación del sesenta y setenta: Manuel Zabala Ruiz, Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón Vera, Euler Granda, Ileana Espinel, Rubén Astudillo, Antonio Preciado, Ana María Iza; la del setenta: Julio Pazos, Iván Oñate, Sonia Manzano, Iván Carvajal, Sara Vanegas, Catalina Sojos, me parece que son las voces más potentes de la contemporaneidad que ya tienen su discurso hecho y una voz madura y digna de ser leída y reconocida. Mi generación también tiene ya voces importantes y la generación siguiente está explorando unos discursos muy oportunos. Creo que vivimos buenos tiempos en la lírica.
-¿Qué opinas de las opciones poéticas metaescriturales, digamos poesía sonora, poesía visual, etc?

He estado en muchos festivales de poesía y organizo uno también. He visto mucho de esto. Yo creo en la validez de la poesía en el tiempo, no en el efecto mediático. La poesía se quedará y todos los artificos desaparecerán. 

-En tu opinión cuál es la relación entre el poeta y el ejercicio de la crítica literaria. ¿Crees que la mirada crítica es importante para el poeta de hoy?

Hay muchos más poetas que críticos y a veces llego a pensar que hay muchos más poetas que lectores. Por lo tanto creo que una lectura verdadera es digna de agradecerse. Estoy convencido que en el mundo de los poetas hay una defensa de grupo o de espíritu de cuerpo, sea por lo que sea; entonces hay círculos académicos que se recomiendan entre ellos, hay grupos formales e informales que tienen mejor relación con unos poetas que con otros: es decir, el mundo de los poetas es como cualquier otro gremio. Pero también creo en las lecturas sin apasionamientos (los críticos que desconocen el contexto mediático del autor y al grupo al cual "pertenece" o al que "defiende" o "ataca"). De allí debe salir la crítica verdadera. Razón tenía un crítico conocido en afirmar que él prefería escribir "sobre los muertos". La carencia de lecturas verdaderas de poesía no es solo por falta de espacio, de tiempo, de críticos o de poesía. Son, también, cuestiones de rivalidad, de poder, de figuración. Por ello, en estos tiempos, una lectura verdadera se agradece.
-Internet ha propiciado o, por lo menos, ha revelado una difusión y práctica inusitada de la poesía. Cada vez hay más poetas en todos lados y ya casi se pierde en el relativismo el ejercicio poético. ¿Crees que no se puede decir a nadie que no es poeta o consideras necesario establecer un rasero, un parámetro?
A mí me parece bien que hayan muchos poetas y que todos quieran escribir versos, nadie puede impedirlo. Pero estoy convencido que la poesía es una cuestión de resistencia también. En cualquier momento el "poeta" se vuelve novelista o ensayista. Incluso he visto casos más impactantes de poetas que se han vuelto actores, economistas o acróbatas. Yo defiendo el oficio del poeta: tan impreciso y tan cambiante desde siempre. Pero creo que los grandes poetas de la historia se han creído el oficio. No recuerdo de ningún gran poeta que lo haya negado verdaderamente.

-¿Cuánto tiempo dedicas a la escritura y a la lectura? ¿Los practicas diariamente o te sometes a los dictados de la inspiración?

La poesía como tal aparece de vez en cuando y es placentera su visita, pero es un tiempo muy breve. Luego, las correcciones, las lecturas, el tiempo que uno deja decantando lo que escribe no es medible, ni convencional, ni rigido. Mi cotidianidad está ligada mucho a la poesía (desde mis clases de lengua, composición, filosofía y literatura en universidades y colegios; desde mi lado de editor desde hace muchos años, desde la gestión cultural y la difusión de la literatura ecuatoriana). Podría decirte que casi todo el tiempo estoy viviendo en este oficio ampliado. 

-Explícanos algunos detalles sobre tu proceso creativo. ¿Escribes a mano o de frente en computadora? ¿Cómo surgen los poemas en ti, empiezan con el primer verso, con una imagen, un tema específico?

Creo en la teoría del "cántaro lleno". Cuando uno está repleto de cuestiones que tiene que exponerlas en poesía entonces es el momento de enfrentarse al poema. Es un tiempo corto el de la escritura propiamente dicha, en el que se va extrayendo todo lo que se puede. Luego llegan los días en que uno debe enfrentarse a esos textos y corregirlos, limpiarlos, leerlos en voz alta, pasarlos a algún lector generoso y de confianza que te pueda decir algo para ayudar a que el poema salga, se afirme, trate de nacer. No creo mucho en los rituales poéticos ni en las construcciones de atmósferas para poder escribir (he conocido a muchos poetas y casi ninguno tiene estos recursos estereotipados). Prefiero creer que la poesía aparece en cualquier circunstancia (por lo general incómoda) y que lo que uno logra captar en medio de esa intuición puede convertirse en un poema, como si fuera un milagro.

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